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A veces nos encontramos con situaciones peculiares, por ejemplo al descubrir que ese cactus que tenemos al lado del ordenador es un san Pedro (Trichocereus pachanoi) o Trichocereus peruvianus, una cactácea con un alto contenido en mescalina, el mismo alcaloide que contiene el Peyote (Lophophora williamsii). Estos dos cactus con alto contenido en mescalina han influido notablemente en la cultura, el arte y la religión de diversos pueblos indígenas que la han usado durante milenios en zonas de Centroamérica y algunas regiones andinas. El Trichocereus pachanoi (San Pedro) es el más común y mejor conocido de todos los Trichocereus. El cactus de San Pedro supuestamente fue denominado en honor a San Pedro, porque al igual que él se piensa que tiene las "Llaves del Cielo". El cactus de San Pedro es conocido y usado ceremonialmente desde hace más de 3.000 años y hay evidencia que sugiere su cultivo en Perú desde el año 2.200 A.C. Para identificarlo un poco… Su química… Sus efectos… L. Lewin investigó el peyote en 1898 e hizo autoensayos con el fármaco. Poco después, el médico y psiquiatra W. Mitchell escribía un ensayo sobre sus propias experiencias con el botón de mescal, y Havelock Ellis confirmaba su criterio. Otro médico comentaba que la razón resta intacta, y agradece a Dios el otorgamiento de visiones tan sublimes. Desde entonces, hasta las obras de Aldous Huxley y H. Michaux, queda claro que esta droga no representa nada semejante a un lenitivo para el sufrimiento o la apatía. Al contrario, es un estímulo para el espíritu humano, que -como aclaró W. James- fuerza a «no cerrar nuestras cuentas con la realidad». Comparativamente hablando, quizá ningún fármaco de este grupo posee una capacidad tan deslumbrante para suscitar visiones, y en especial para producir las más fantásticas mezclas de forma y color. Por otra parte, el ánimo experimenta una profundización paralela a la puramente sensorial, y tras una primera fase -que suele ser de euforia ante las maravillas percibidas- sobreviene un período de serenidad mental y lasitud muscular, donde la atención se desvía de estímulos perceptivos para orientarse hacia la introspección y la meditación. (Antonio Escohotado).
La intoxicación "peyotlítica" tiene dos fases
bien distintas. En la primera, después de una sobreexcitación
general, sucede, al cabo de tres o cuatro horas, un estado sedante, lleno de
visiones coloreadas extraordinarias, de fenómenos de intermisión
sensorial: audición coloreada, autoscopia, desdoblamiento de la personalidad,
repeticiones de objetos, curiosos errores de apreciación... No provoca
ni una exaltación potente como el "haschish", ni una exteriorización
ardorosa como el alcohol. Cocinando… Debes saber que el cactus debe medir al menos 60 cm ya que los cactus pequeños apenas contienen mescalina y otros alcaloides. Deberás cortar unos 25cm. de la parte superior. Vas a necesitar:
2. Quítale la piel que recubre la parte carnosa y ponla en un plato.
Luego corta en pedacitos la parte carnosa y colócalo en otro plato aparte. Ten cuidado de que no queden espinas en la parte carnosa. 3. Vierte agua en las dos cacerolas y coloca el contenido de los platos en cada una de ellas. En la que hayas puesta la parte sin espinas, mete también la cáscara de la naranja, un poco de clavo y canela. En ambas echa medio vaso del licor y ponlo todo a hervir entre 5 y 7 horas. Tendrás que estar atento e ir echando agua a medida que esta se vaya evaporando. Es muy importante que siempre tenga agua para que no se queme la pasta. 4. Una vez transcurrido este tiempo, cuela el líquido de la piel en la cacerola con los pedacitos de la parte carnosa. Es hora de usar la batidora y reducirlo todo a una espesa sopa. Ahora sólo debes poner a hervir de nuevo la sopa hasta que quede una pasta. Mete la pasta en un bote y cúbrela lo suficiente con el licor, de esta manera evitarás que se infecte con hongos y la podrás conservar en la nevera el tiempo que quieras. 4. Una vez transcurrido este tiempo, cuela el líquido de la
piel en la cacerola con los pedacitos de la parte carnosa. Es hora
de usar la batidora y reducirlo todo a una espesa sopa. Ahora sólo
debes poner a hervir de nuevo la sopa hasta que quede una pasta. Mete
la pasta en un bote y cúbrela lo suficiente con el licor, de
esta manera evitarás que se infecte con hongos y la podrás
conservar en la nevera el tiempo que quieras. Bon Appétit & Bon Voyage Para saber más:
Más información sobre el Trichocereus spp.
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