fUERTEDÉLICA 2024

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A veces nos encontramos con situaciones peculiares, por ejemplo al descubrir que ese cactus que tenemos al lado del ordenador es un san Pedro (Trichocereus pachanoi) o Trichocereus peruvianus, una cactácea con un alto contenido en mescalina, el mismo alcaloide que contiene el Peyote (Lophophora williamsii).

Estos dos cactus con alto contenido en mescalina han influido notablemente en la cultura, el arte y la religión de diversos pueblos indígenas que la han usado durante milenios en zonas de Centroamérica y algunas regiones andinas. El Trichocereus pachanoi (San Pedro) es el más común y mejor conocido de todos los Trichocereus. El cactus de San Pedro supuestamente fue denominado en honor a San Pedro, porque al igual que él se piensa que tiene las "Llaves del Cielo". El cactus de San Pedro es conocido y usado ceremonialmente desde hace más de 3.000 años y hay evidencia que sugiere su cultivo en Perú desde el año 2.200 A.C.

Para identificarlo un poco…
El cactus de San Pedro es nativo de los Andes. Es un cactus columnar, muy resistente y fácil de cultivar; generalmente crecen unos 30 centímetros por año y alcanzan alturas de 3 a 6 metros (se conocen casos de cactus de hasta 12 metros) y generalmente sin distinguir el tronco principal. Tallos cilíndricos color verde oscuro de 5 m de largo y 8-15 cm de diámetro. De 6-8 costillas, anchas, redondeadas, con profundas muescas antes de cada aréola. Aréolas blanquecinas, cercanas. De 3-7 espinas, a veces ausentes, amarronadas, de 0,5 a 2 cm de largo. Las flores nacen cerca de la punta del tallo, se abren de noche, de color blanca y fuerte fragancia, de 19-24 cm de largo y 3-4 cm de diámetro; pericarpelos y tubo floral con pelos negros. Fruto oblongo, verde oscuro de 5-6 cm de largo y 3 cm de diámetro.

Su química…
En 1897, el químico alemán Arthur Heffter identificó químicamente la mescalina o 3,4,5-trimethoxy-ß- phenethylamine.  Pero fue en 1918 cuando Ernst Spath la sintetizó por primera vez. Su estructura química es, pues, parecida a la de la adrenalina (Epinefrina). Recuerda las aminas simpatomiméticas por sus tres metoxi sobre un núcleo bencénico y un núcleo indólico potencial. Está clasificada dentro de la familia de las fenetilaminas, al igual que la MDA (3,4-methylenedioxy amphetamine) o la MDMA (3,4-methylenedioxy methamphetamine). Desde entonces se fabrica la mescalina sintéticamente, encontrándose en forma de polvo blanco (sulfato). Su síntesis es muy cara por lo que generalmente no se suele encontrar en el mercado negro.

Sus efectos…
El efecto de la mescalina difiere mucho dependiendo del contexto, la dosis y el individuo, al igual que ocurre con otros psiquedélicos. La potencia de mescalina no es igualable a la de la LSD, pero la riqueza de sus visiones y los marcados efectos enteógenos la colocan dentro de las “Grandes Sustancias”

L. Lewin investigó el peyote en 1898 e hizo autoensayos con el fármaco. Poco después, el médico y psiquiatra W. Mitchell escribía un ensayo sobre sus propias experiencias con el botón de mescal, y Havelock Ellis confirmaba su criterio. Otro médico comentaba que la razón resta intacta, y agradece a Dios el otorgamiento de visiones tan sublimes. Desde entonces, hasta las obras de Aldous Huxley y H. Michaux, queda claro que esta droga no representa nada semejante a un lenitivo para el sufrimiento o la apatía. Al contrario, es un estímulo para el espíritu humano, que -como aclaró W. James- fuerza a «no cerrar nuestras cuentas con la realidad».

Comparativamente hablando, quizá ningún fármaco de este grupo posee una capacidad tan deslumbrante para suscitar visiones, y en especial para producir las más fantásticas mezclas de forma y color. Por otra parte, el ánimo experimenta una profundización paralela a la puramente sensorial, y tras una primera fase -que suele ser de euforia ante las maravillas percibidas- sobreviene un período de serenidad mental y lasitud muscular, donde la atención se desvía de estímulos perceptivos para orientarse hacia la introspección y la meditación. (Antonio Escohotado).


En un artículo fechado en 1931 y rescatado por el historiador e investigador Juan Carlos Usó, podíamos leer la descripción de los efectos de la mescalina en los consumidores de peyote:

La intoxicación "peyotlítica" tiene dos fases bien distintas. En la primera, después de una sobreexcitación general, sucede, al cabo de tres o cuatro horas, un estado sedante, lleno de visiones coloreadas extraordinarias, de fenómenos de intermisión sensorial: audición coloreada, autoscopia, desdoblamiento de la personalidad, repeticiones de objetos, curiosos errores de apreciación... No provoca ni una exaltación potente como el "haschish", ni una exteriorización ardorosa como el alcohol.
    Determina, primero, una excitación de las facultades físicas y, a veces, intelectuales. La pupila se dilata y, durante veinticuatro horas, la sensibilidad del ojo a la luz, y también la agudeza de la percepción visual, se acrecen considerablemente. Se intensifica el relieve de los objetos, se modifican los colores y sus relaciones. En el momento culminante del éxtasis, el "peyotlinado", colocado en la oscuridad y con los ojos cerrados, experimenta sensaciones visuales exquisitas, en las que, algunos detalles, tienen un tinte tan sorprendente, una belleza tan grande, que le arranca frecuentes gritos de admiración. M. Rouhier dice: "los colores de estas visiones, son inolvidables. No podría expresarse su intensidad, su suntuosidad, su magnificencia". Y, Weir Mitchel, confiesa que es impotente para "pintar este espectáculo encantado en un lenguaje que pueda dar alguna idea a los demás hombres, de su belleza y su esplendor".

Cocinando…
Este sistema de cocción del San Pedro es una síntesis de varias cocciones y lo que hemos tratado es unificar dicha preparación. Lo novedoso de este sistema es que se logra eliminar o disimular el sabor amargo del cactus y además se logra aprovechar al máximo todas las partes del mismo.

Debes saber que el cactus debe medir al menos 60 cm ya que los cactus pequeños apenas contienen mescalina y otros alcaloides. Deberás cortar unos 25cm. de la parte superior.

Vas a necesitar:
- Un trozo de 20 a 25 cm de alta de un cactus de 8 a 10 cm. de diámetro de T. pachanoi o T. peruvianus
- Licor Jägermeister o licor de hierbas.
- Una naranja
- Clavo
- Canela
- Un cuchillo
- Dos cacerolas
- Una batidora
- Un bote de cristal

1. Lo primero es cortar una sección del cactus lo suficientemente grande entre 20 y 25cm. Para poderlo sujetar te vendrá bien usar papel de revista si no quieres acabar con los dedos agujereados. Busca una superficie dónde poder trabajar con comodidad, una tabla de madera será útil.

 

2. Quítale la piel que recubre la parte carnosa y ponla en un plato.

 

Luego corta en pedacitos la parte carnosa y colócalo en otro plato aparte. Ten cuidado de que no queden espinas en la parte carnosa.

3. Vierte agua en las dos cacerolas y coloca el contenido de los platos en cada una de ellas. En la que hayas puesta la parte sin espinas, mete también la cáscara de la naranja, un poco de clavo y canela. En ambas echa medio vaso del licor y ponlo todo a hervir entre 5 y 7 horas. Tendrás que estar atento e ir echando agua a medida que esta se vaya evaporando. Es muy importante que siempre tenga agua para que no se queme la pasta.

4. Una vez transcurrido este tiempo, cuela el líquido de la piel en la cacerola con los pedacitos de la parte carnosa. Es hora de usar la batidora y reducirlo todo a una espesa sopa. Ahora sólo debes poner a hervir de nuevo la sopa hasta que quede una pasta. Mete la pasta en un bote y cúbrela lo suficiente con el licor, de esta manera evitarás que se infecte con hongos y la podrás conservar en la nevera el tiempo que quieras.

4. Una vez transcurrido este tiempo, cuela el líquido de la piel en la cacerola con los pedacitos de la parte carnosa. Es hora de usar la batidora y reducirlo todo a una espesa sopa. Ahora sólo debes poner a hervir de nuevo la sopa hasta que quede una pasta. Mete la pasta en un bote y cúbrela lo suficiente con el licor, de esta manera evitarás que se infecte con hongos y la podrás conservar en la nevera el tiempo que quieras.

Para finalizar deciros que debéis tener mucho cuidado en la dosificación, ya que no todos los cactus contienen la misma cantidad de alcaloides y puede haber variaciones en la cocción, por lo que debéis ser prudentes puesto que los efectos suelen aparecer entre 110-180 minutos. La dosis de esta receta es para unas dos personas.

Bon Appétit  & Bon Voyage

Para saber más:
www.erowid.org

Cactus Vivos:
www.psiconautica.net

Blibliografía:

  • Escohotado, Antonio: Historia General de las Drogas, (tres tomos), Alianza, España, 1995.

  • Huxley, Aldous: The doors of perception and Heven and hell. Perennial Library,  NY, USA, 1990.

  • Usó, Juan Carlos: Drogas y cultura de masas.  Taurus, España, 1996

 

Más información sobre el Trichocereus spp.


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