por Raúl del Pino
Cruel creación
la Mente,
hija de la sublime Madre Naturaleza.
Destreza sutil con la que envuelves mi Alma,
reflejo cruel de tu inoperancia.
Febril destello con que cautivas miradas
y al final, la idealidad motivada.
Despojo infame de jactancia
para desdicha de muchos.
Eterna perdedora que conoces
la fatalidad de tu destino,
donde la Razón no entiende.
¿Dónde comienzas tú y dónde mi Alma?
¿En que lugar está la franja?
Esa franja invisible que separa
el infierno de la Gloria,
la cordura de la Demencia,
la oscuridad de la Luz,
la esclavitud de la Libertad.
Cruel trampa puso Gea
para el Alma atrapada,
que desdicha la humana
al poseer Mente y Alma.
Punto y contrapartida de una Eterna Pregunta,
de olvidos y lamentos,
de errores y de aciertos,
de odios y amoríos,
de tristezas y alegrías,
de Muerte y de Vida;
porque a cada paso que el Alma adelanta
allí estás, agazapada, para cortar con tu guadaña.
El existir fomenta mi lamento,
pero es ese existir el que
lo calma y apacigua,
lo doma y enseña;
hasta que un día,
cruel y despiadada,
te muestras al hombre que te porta,
que te lleva con orgullo,
para revelarle que sólo eres eso:
M E N T E
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