Pioneros de la drogofilia: el barón von Bibra (I)

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Después de haber dedicado una buena serie de entregas a Albert Hofmann —descubridor de la LSD— y tres a Antonio Escohotado —autor de varios libros sobre sustancias psicoactivas, entre ellas la monumental y enciclopédica Historia general de las drogas—, vamos a tratar sobre los pioneros de la drogofilia. Comenzamos con Ernst von Bibra, un autor que a mediados del siglo XIX ya escribía sobre sus experiencias con el cannabis y otras sustancias conocidas en aquella época. ¡Marchando una pizca de cultura farmacófila!

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La gran obra moderna sobre los usos y la historia de las sustancias psicoactivas es, sin duda, la Historia general de las drogas de Antonio Escohotado; con permiso de Pharmacoteon de Jonathan Ott, complementaria de la anterior y escrita con otro estilo. No obstante, los maestros actuales tienen sus precursores, como es lógico. Mucho tiempo antes de la publicación de estos dos tratados, otros autores hicieron su aportación al tema. De entre ellos, Louis Lewin, profesor y farmacólogo alemán, suele ser considerado el más importante —con su Phantastika,publicada en el año 1924—;hasta el punto de que Escohotado le considera creador de la psicofarmacología moderna, califica a su obra como “gran libro”, y a su autor como “eminencia indiscutible de su tiempo”.

Sin embargo, Lewin no fue el primero en escribir un tratado sobre drogas, sino que otros autores anteriores abrieron camino y facilitaron su labor. El más notable es el barón Ernst von Bibra (1806 – 1878), cuyo libro, Die narkotischen Genussmittel und der Mensch (Las drogas beneficiosas y el hombre), publicado en 1855, sería el primero de este género si no fuera porque James Johnston, un químico agrícola escocés (1796 – 1855), publicó unos meses antes Chemistry of common life (Química de la vida cotidiana), que es, por tanto, la obra realmente pionera en este campo, en la línea de la de von Bibra, aunque más rudimentaria y con menos detalles.

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Un año antes, en 1854, Friedrich Tiedemann, fisiólogo y anatomista alemán (1781 – 1861), había publicado Geschichte des tabaks und anderer ähnlicher Genussmittel (Historia del tabaco y otros productos beneficiosos similares), pero estaba dedicada casi exclusivamente al tabaco. Un tiempo atrás, en la década de 1840, a pesar de no versar sobre drogas y estar centrados exclusivamente en el aspecto químico, Justus von Liebig, científico alemán (1803 – 1873), publicó varios tratados: Die organische Chemie in ihrer Anwendung auf Agrikultur und Physiologie (La química orgánica en su aplicación a la agricultura y la fisiología) y Die organische Chemie in ihrer Anwendung auf Physiologie und Pathologie (La química orgánica en su aplicación a la fisiología y la patología), a los que von Bibra reconoce todo su valor. Dice éste en la conclusión de su libro: “Este tema lo explica muy bien Johnston en su Chemistry of common life, y el tabaco fue tan extensamente tratado por Friedrich Tiedemann que no falta nada por decir sobre la historia del tabaco y su distribución. La parte química, sin embargo, tenía que ser tratada necesariamente con menos exhaustividad. Aunque en este sentido Tiedemann nos ofrece todo lo conocido por la ciencia, muestra lo poco que se ha conseguido en este campo concreto, si tenemos en cuenta su gran relevancia. Sin embargo, no se puede culpar a la ciencia química, ya que apenas ha transcurrido medio siglo desde que se convirtiera en una rama de la ciencia (…) Es bien sabido que Justus von Liebig dio el primer impulso con sus obras”.

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Dice Martin Haseneier, experto en la vida y obra de nuestro aristócrata drogófilo, en el prólogo a la traducción inglesa de su libro, que “antes de von Bibra, sólo Justus von Liebig y James F. Johnston habían trabajado con cierto detalle en la fisiología y la química de los estimulantes, aunque de una forma muy rudimentaria”. Y Jonathan Ott comenta en sus anotaciones a este mismo libro: “Aunque el primer volumen de Johnston precedió al libro de von Bibra en dos años, fue el segundo volumen donde trató ‘las drogas con las que nos complacemos’, el cual apareció en 1855 (…) Sin embargo, Die narkotischen Genussmittel und der Mensch era mucho más profundo que la obra de Johnston en lo que respecta a los temas científicos de las sustancias estudiadas, especialmente los detalles fitoquímicos de los principios activos de las plantas”.

De lo que llevamos dicho podemos extraer varias conclusiones. La primera es que Phantastika, de Louis Lewin, no es la obra pionera en este campo, aunque a veces se afirme que sí. La segunda es que Chemistry of common life, de James Johnston, fue el primer tratado general sobre drogas y su uso, con el que este autor habría inaugurado una línea que pasa por Ernst von Bibra, Mordecai Cooke (autor de The seven sisters of sleep, publicado en 1860), Karl Hartwich (Die menschlichen Genussmittel, 1911) y Louis Lewin (Phantastika, 1924), y que termina —de momento— en Ott y Escohotado. Lo que sí debemos reconocer es que el tratado de Lewin es más completo y actual, y que tiene un carácter más riguroso y científico, ya que se publicó en 1924, setenta años después que sus predecesores, cuando las ciencias biológicas estaban ya bastante desarrolladas. Otro punto a destacar es que Lewin establece una clasificación de las distintas sustancias, algo que no intentaron Johnston ni von Bibra.

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Sin embargo, Lewin no reconoció el mérito de von Bibra. Martin Haseneier afirma que, si comparamos sus obras, vemos claramente que Lewin conocía la obra de su predecesor, que la había leído y que hizo uso de su información. Sin embargo, nunca citó al barón ni hizo referencia a él, a no ser en el ‘Genussmittel’ del subtítulo (Phantastika – Die betäubenden und erregenden Genussmittel). Escohotado reconoce a Lewin como creador de la psicofarmacología moderna, pero a von Bibra como fundador de la etnobotánica; y comenta que Phantastika es “una obra que debe a von Bibra más de lo que reconoce”. Ignoramos los motivos de esta falta de referencias a su precursor, y posiblemente se aclare el tema si llega a publicarse alguna biografía del farmacólogo alemán. Es cierto que ya habían pasado setenta años desde la publicación de von Bibra, y que estaba prácticamente olvidada, pero eso no es excusa para dejar de citar las fuentes empleadas. Por ejemplo, entre los primeros tratados sobre drogas y la obra de Lewin se sitúa la publicación de Karl Hartwich de 1911, Die menschlichen Genussmittel: Ihre Herkunft, Verbreitung, Geschichte, Anwendung, Bestandteile und Wirkung (Las drogas beneficiosas de la humanidad: Su origen, distribución, historia, aplicación, componentes y efectos), trece años anterior a la de Lewin; y Hartwich sí reconoce el mérito de von Bibra.

 

(Continuará)

 

Ernst von Bibra es uno de los Pioneros de la coca y la cocaína

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