Cultivo de Guerrilla

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Nos vamos a sumergir de lleno en esta gran aventura que es el cultivo de guerrilla. A lo largo de esta entrega estableceremos las premisas básicas que nos permitirán comenzar nuestra campaña con garantías. Preparación psicológica, estudio del terreno y decisión de variedades son los tres factores a tener en cuenta. Vamos con ello.

Ya en el capítulo anterior comentábamos la cuestión de la preparación psicológica y cómo un cultivo de guerrilla puede llegar a modificar nuestra conducta o modo de vida habitual. Algún que otro lector quizá piense que todo esto puede parecer un poco exagerado; que continúe leyendo y después juzgue. Debemos pensar que, aparte de todos los obstáculos y dificultades que encontraremos, por desgracia, a día de hoy el cultivo de cannabis narcótico sigue siendo ilegal, y aunque consiguiéramos demostrar que las plantas son para autoconsumo, una buena multa no nos la quitará nadie ya que parece que tras el cambio de gobierno la cosa no mejora, e incluso va a peor pues a la que nos descuidemos nos prohibirán las semillas.

Mentalización

Bien, vamos a analizar los distintos factores a tener en cuenta: Por un lado está la cuestión de la discreción, a la que no se le suele dar excesiva importancia, y sin embargo es una de las principales causas de fracaso. Desde el momento en que tomamos la decisión firme de meternos en la aventura de la guerrilla, debemos subir el nivel de discreción al máximo. Este es un buen momento para la 1ª ley de la guerrilla: UNA GUERRILLA, UN GUERRILLERO. Nunca, nunca os asociéis con nadie para realizar el cultivo. Ni siquiera con vuestro colega del alma, ni hermanos ni hermanas y, por supuesto, nadie más allá de ese círculo.

La razón es sencilla. A lo largo de la campaña habrá que tomar decisiones y se darán situaciones que pueden ser motivo de discusión si son varias personas las que están involucradas. Por otro lado, si todo acaba bien, perfecto, pero imagináos lo que puede suceder si al final se da el caso de un robo en la plantación días antes de la cosecha. Os aseguro que las sospechas e incertidumbres pueden llegar a terminar con las más auténticas amistades. Otro argumento a tener muy en cuenta es que si a nosotros mismos nos cuesta muchas veces mantener la boca cerrada y no comentar con nadie el tema, pues cuanta más gente participe más posibilidades hay de que alguien cometa una inocente indiscreción.

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Y aquí vamos a la 2ª ley de la guerrilla: TU GUERRILLA NO EXISTE. Hay que mentalizarse profundamente de que no debes mencionarle a nadie, pero a nadie, el hecho de que vas a iniciar una campaña de guerrilla. Ya hemos mencionado mas arriba lo fácil que puede ser «irse de la lengua», por ejemplo en una noche de fiesta tras el consumo responsable de distintas sustancias si el entorno y las personas son las adecuadas. Vamos a resumir esta cuestión de una forma clara y contundente y que complementa a la primera ley. La única manera que tendremos de estar seguros de que nadie de nuestro entorno nos la ha jugado en caso de robo o denuncia es que nadie lo sepa. No hay más.

Vamos ahora con otra cuestión no menos importante. A pesar de que nuestra campaña de guerrilla se esté desarrollando correctamente, debemos tener en cuenta el hecho de que lo más seguro es que no más del veinte por ciento (20%) de nuestra campaña llegue a buen fin. Este dato no es tan negativo como podría parecer en principio, pues como en guerrilla estamos, vamos a diversificar nuestros recursos a partir del principio estratégico de la descentralización como después veremos. En cualquier caso, de aquí se deriva la 3ª ley de la guerrilla: PUEDES PERDER LA BATALLA. Esto implica un último punto de preparación psicológica. Tened en cuenta que en la guerra de guerrilla, lo importante es el resultado final a lo largo del tiempo, unas batallas se ganan y otras se pierden, pero siempre debemos detenernos a analizar que es lo que falló en la campaña perdida.

La guerra sólo se gana con los años, y solo unos pocos elegidos serán capaces de mantener sus posiciones, pero nunca, nunca el desánimo debe frenar el ímpetu que nos mueve en nuestra lucha. Si nuestros amables gobernantes saben perfectamente que «la unión hace la fuerza», también conocen la contrapartida de «divide y vencerás». Esto se puede apreciar en las diferentes asociaciones físicas, cannábicas o no. También en el ciberespacio se notan los efectos del prohibicionismo al encontrar situaciones en las que los socios entran en disputas absurdas o son expulsados de los ciberforos por situaciones económicas o a partir de campañas de desprestigio.

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El caso es que, además, de todos los factores naturales que pueden llegar a estar en nuestra contra, también nos encontramos con que el clima actual de prohibición produce el efecto de que por un lado, casi cualquier persona que descubra nuestra plantación denunciará su existencia y por otro, cada vez es mayor la plaga de jóvenes y no tan jóvenes que se dedican a buscar a conciencia, incluso con perros adiestrados, al objeto de robar nuestras ilusiones.

Por todo ello es muy importante que tengamos siempre en cuenta que por mucho que pongamos de nuestra parte, son tantos los factores en contra que resulta realmente difícil completar una campaña con éxito total por lo que debemos intentar no depender de esa cosecha y si así fuera, mentalizarnos de que el fracaso es muy posible. A lo largo de la serie se explicarán con detalle determinados matices, técnicas y trucos que ayudarán a elevar de forma contundente las posibilidades de obtener una cosecha razonable.

Planificación inicial

Vamos ahora con una de las tareas más interesantes del cultivo de guerrilla, se trata de toda la planificación previa. De alguna manera, podríamos resumir los diferentes frentes en cuatro: reconocimiento y elección del campo de batalla, elección de las «armas» (plantas) que utilizaremos, planificación de tiempos y, por último, la logística.

Resulta evidente que lo más complicado de todo es la elección del terreno. Como se comentaba en el número anterior, es dificilísimo encontrar lugares «vírgenes» al abrigo de visitas inesperadas. Incluso en zonas teóricamente mas agrestes llegan a veces visitantes curiosos con las más insospechadas finalidades. Debemos tener en cuenta que además las plantas van a estar bastante desatendidas, yendo desde la guerrilla asistida con depósitos de agua de asistencia y visitas más o menos frecuentes hasta la plantación prácticamente silvestre que es visitada una vez al mes o incluso menos.

Por lo tanto, vamos a establecer un plan de trabajo para una correcta identificación del terreno, siguiendo la siguiente escala de prioridades:

– Selección de distintos campos

– Control de visitantes

– Análisis de la calidad del suelo

– Análisis de los recursos cercanos

– Estudio de los otros recursos necesarios

Selección del terreno

Aprovechando el buen tiempo de la primavera, podemos salir a pasear por ahí a ver que encontramos. La primera idea que debemos llevar en la cabeza es la cuarta ley de la guerrilla: MEJOR MUCHAS PEQUEÑAS BATALLAS QUE UNA GRAN GUERRA. Si colocamos una sola plantación de pongamos, 20 plantas, nos encontramos con que para empezar nos va a costar trabajo encontrar un lugar tan grande y que además sea discreto. Continuando, si tenemos la mala suerte de que la plantación es localizada perderemos la cosecha completa y la multa será más cuantiosa. Para terminar, una plantación de ese tamaño es bastante difícil de controlar a nivel de restos, hojas secas, etc.

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Por todo lo anteriormente expuesto, queda claro que lo ideal es encontrar varios lugares más o menos separados entre sí en los cuales podamos colocar cuatro o cinco plantas en cada uno. Es bastante más trabajo, pero las posibilidades de que alguno de los minicultivos llegue a buen fin son enormes, sobre todo cuantos más pongamos. Si tenemos suerte y resulta que la mayoría sale adelante, habremos ganado esa batalla.

Unas breves comentarios acerca de las visitas a los campos: cuidado con la indumentaria; hay que evitar llevar ropa de colores chillones o chandals de colores con mucho contraste. Debéis tener en cuenta además que entraremos en terrenos agrestes, con zarzas, pinchos y todo tipo de obstáculos naturales, pues cuanto mas difícil sea el acceso para nosotros, más lo será para el paseante ocioso o el guardia civil curioso. Por esto es conveniente acudir al reconocimiento con unos buenos pantalones vaqueros y ropa de colores neutros o verdes o terrosos en general.

También es bueno si se tiene la posibilidad el salir acompañado de algún animal, preferentemente un perro. Esto es una muy buena estrategia pues resulta mucho mas natural si nos están observando. No es necesario que el perro sea nuestro, nos lo pueden prestar para la ocasión. Por último, aunque no pesquemos ni cacemos es muy, muy interesante poseer licencia de caza y pesca. Esta simple maniobra de distracción es de lo mas efectiva en caso de encontrarnos con algún agente del Seprona que nos increpe sobre nuestras actividades por allí.

En la próxima entrega terminaremos con la selección del terreno para seguir con la fase de planificación, en concreto con la selección de plantas en base al planning de tiempos para acabar con la eliminación de las peores localizaciones. Hasta entonces, un saludo.

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