Faramacofilia e Idiosincrasia

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Ponencia de Jonathan Ott en las III Jornadas sobre enteógenos celebradas en Barcelona el 21-23 de marzo de 1998, impartida directamente en castellano.

Buenos días, o buenas tardes, bienvenidos. Como siempre me siento muy a gusto aquí en Cataluña y siempre da gusto regresar para hablar con vosotros.Como muy amablemente les contó el Dr. Fericgla voy a hablar de este nuevo libro que se llama «Pharmacofilia o los Paraísos Naturales». Y yo voy con neologismos de nuevo, y con farmacofilia pretendo reemplazar la palabra «abuso de droga» o «toxicomanía» y varias designaciones para esto. Yo pienso que sencillamente es farmacofilia, del amor a los fármacos, y como vamos a ver, a mi parecer no es una cosa patológica sino sumamente natural y ordinaria, por no decir normal, en el ser humano y en muchos otros animales. Les voy a explicar brevemente mi teoría de farmacofilia, que es un tipo de teoría novedosa de la ebriedad psíquica y la habituación hacia los fármacos. Yo uso la palabra habituación en vez de adicción, puesto que la palabra adicción ahora lleva una carga política muy importante y es sumamente peyorativa, y como yo, enfatizo, no considero esto como nada extraordinario en los animales ni en el ser humano, entonces se tiene que cuidar mucho la terminología que manejamos al respecto.

También, como mencionó el Dr. Fericgla, estamos en el proceso de formar una nueva editorial aquí en España. Aun no tenemos nombre fijo pero vamos a empezar lanzando «Pharmacofilia o los Paraísos Naturales» en castellano.  Luego va a salir el nuevo libro de Antonio Escohotado, y esperamos empezar ya en el mercado español a finales de este año.

PARAISOS ARTIFICIALES Y NATURALES

Bueno, primero quiero decir algunas palabras sobre los paraísos artificiales y los naturales. El subtítulo de mi libro no es casual, puesto que como todos han de saber en el año 1860 el famoso poeta y ensayista francés Charles Baudelaire  publicó Paraísos Artificiales, hablando específicamente de la ebriedad opiácea y también cannábica, hachís y opio. Láudano y preparados por vía oral de hachís que solían tomar en Francia a mediados del siglo pasado. Baudelaire caracterizó esto como paraísos artificiales, constituyéndose esta concepción como punto de partida y como fuente de información para la subsiguiente filosofía y jurisprudencia occidental en materia de ebriedad.

Parece que leyendo bien el texto de Baudelaire uno se da cuenta de que él no argumenta que la ebriedad consiste en un paraíso artificial. Dice repetidamente, subraya, destaca la naturaleza de la ebriedad. Pero dicen que escogió este título porque le pareció bonito, lo había visto en el letrero de una tienda que vendía flores de vidrio, flores artificiales. Y le pareció muy bien el título, y es un buen título, pero desafortunadamente su ensayo va por el otro lado, y va divulgando cada vez más evidencias de la naturaleza, de la calidad natural de la ebriedad y no su artificialidad. Desde luego este libro ha sido traducido más de una vez al castellano, también al inglés y varios idiomas, y sigue siendo el libro más conocido de la obra de Baudelaire.

Entonces, ¿qué entendemos con esto de la ebriedad artificial y natural? o sea, ¿son paraísos artificiales o naturales? Bueno, les podría citar algunos extractos de Baudelaire pero mejor leerlo en el original. Tanto en el caso de los opiáceos como en el cannabis, acaba diciendo que esto únicamente revela lo que hay dentro de uno mismo, o sea, es una cosa natural. En una ocasión lo califica como un espejo distorsionador, pero solamente un espejo, que únicamente revela lo que ya existe. Yo empecé a ver esto desde el punto de vista de la ciencia moderna y les puedo citar dos líneas argumentativas que indican que los paraísos de la ebriedad son sumamente naturales.

Primero la (sofarmacognosia), bueno, ¿qué es esto?, es el uso de fármacos por animales no humanos, y cada vez tenemos más datos sobre este interesante tema. Y yo, teniendo más o menos la orientación etnofarmacognósica o etnobotánica hacia estas sustancias, les puedo decir que es bastante común en el mundo tradicional ver que el ser humano descubrió el efecto de tal o tal fármaco por la observación de otros animales ingiriendo plantas. Y como ejemplo les puedo citar el uso de la hoja de coca. En los Andes se atribuye a las llamas comer hojas de arbustos que les estimulan. Hay ejemplos menos remotos en la historia. El café en Arabia, que se atribuye a cabras y pastores. Estos pastores listos, al observar que las cabras se animaban al tomar frutos del café en un caso y hojas de cad en otro, pues obviamente, hicieron ensayos ellos mismos. Con los enteógenos también cabe mencionar que en Siberia es bien conocido que los renos aman la Amanita muscaria,  les apasiona, de hecho, esta planta, u hongo, y también hay caribús,  que son animales silvestres, que también lo toman. Otro ejemplo que les puedo citar es sigoga en Africa. Jabalíes, babuinos y otros animales en el entorno natural ingieren la raíz de este arbusto.

Entonces, esto es muy común y tenemos cada vez más datos en el mundo moderno. Solamente les puedo citar un libro que glosa sobre estos temas que es de Brian Seagull,  es un estudio del uso por parte de animales no humanos de diferentes embriagantes tanto en cautiverio como en estado natural. Entonces, de esto yo concluyo que la embriaguez es una parte de nuestro entorno natural. Yo considero que como animales no somos muy diferentes de otros animales.

El otro argumento que voy a mencionar es la neuroquímica de la embriaguez de los dos ejemplos que trata Baudelaire, es decir cannabis y opiáceos, como supuestos ejemplos de paraísos artificiales. En 1976, mediados de los 70, en un plazo de tres o cuatro años, se divulgó rápidamente el hecho de que los cerebros de mamíferos y del ser humano tenían receptores fijos y específicos para opiáceos, a los cuales se podía enlazar la morfina del opio, y que poco después se identificó como una serie. Ahora se conocen seis compuestos que son endopiáceos u opiáceos endógenos que nuestro cerebro produce y que se puede decir que son las sustancias naturales que se ligan a este receptor del cerebro que se llama receptor opiáceo de varias subclases.

La morfina es la molécula embriagante principal, y también analgésica, del opio, el papa del somnífero, y se enlaza a lo que se llama el receptor opiáceo miu, con la palabra griega miu. Luego, algo que no es muy conocido fuera de los círculos esotéricos, se descubrió que la morfina misma es producto animal, existe en nuestros cerebros como producto natural. Al principio se pensó que quizás fue secuestrado de fuentes vegetales y almacenado en el cerebro porque ahora sabemos que ocurre en pequeñas cantidades de otras plantas aparte del papa del somnífero o amapola adormidera. Pero ahora se ha demostrado contundentemente que tenemos los mismos sistemas de enzimas para la biosíntesis de morfina, también codeína y otros derivados bioquímicamente relacionados que tiene la amapola. Y procede de biosíntesis de los animales por el mismo camino que la amapola. Entonces la morfina misma es un endopiáceo, es una sustancia natural en nuestros cerebros que se enlaza a estos receptores opiáceos en el cerebro.

Pues de esto se puede concluir otra vez que el paraíso de ebriedad al cual nos lleva el opio o la morfina o sus derivados artificiales es sumamente natural. Y esto lo intuyó en 1700 un conocido médico inglés que se llamaba John Jones, que publicó en Londres Los misterios del opio revelados. En este libro dice que llevamos un opiáceo dentro de nosotros de forma natural. Nada más que por pura intuición, porque no tenía datos bioquímicos sobre receptores de opiáceos. Y lo afirmó perfectamente. El se basaba puramente en lo que intuyó un siglo y medio posteriormente Baudelaire sobre la naturaleza bastante natural de la embriaguez del opio.

Se puede decir lo mismo del cáñamo y sus principios activos, aunque la evidencia que tenemos de esto es más parcial y menos completa que en el caso de los opiáceos por ser más reciente. A mediados de la siguiente década de los ochenta se descubrió que llevamos unos receptores en el cerebro para THC o tetrahidrocannabinol, que es un complejo de varios isómeros activos, sustancias terminoides del cáñamo, el cannabis indica sativa, la famosa marihuana. Entonces, al igual que en el caso de los endopiáceos, dos o tres años después de este descubrimiento, -desde luego que los otros bioquímicos iban tras la pista de la sustancia natural que se liga a este receptor, el receptor cannábico o cannabínico- en Israel, donde ya habían aislado el THC por primera vez a mediados de los 60, aislaron una sustancia natural de los cerebros de los mamíferos y también conocido en el ser humano llamado anandamida, que es un hidrocarburo con nitrógeno bastante común y corriente en el cerebro humano que se enlaza a este receptor y produce efectos análogos al THC.

Entonces otra vez podemos decir que tenemos un THC interior. Hasta ahora no se ha descubierto que el THC mismo se pueda sintetizar en animales y que ocurra como sustancia natural en los cerebros, pero eso no sería ni más ni menos sorprendente que el descubrimiento de morfina como sustancia endógena en cerebros de mamíferos. Entonces se puede argumentar bioquímicamente también que la embriaguez del hashish es sumamente natural. En ambos casos, opio y cáñamo, utilizados por Baudelaire, los principios activos de estas plantas nos llevan a un paraíso de embriaguez natural puesto que son o bien idénticos o suficientemente semejantes bioquímicamente a nuestros embriagantes naturales, interiores, endógenos en nuestros cerebros, como para encajar en el mismo receptor en el cerebro. Entonces, otra vez enfatizo que la embriaguez de estas plantas es sumamente natural. Unicamente están metiéndose en un sistema extremadamente sensible, nuestro cerebro.

Ultimamente se pueden extender estas observaciones a otras clases de embriagantes, aunque no voy a dar mucho tiempo a esto, nada mas que lo menciono como otro ejemplo. Las benzodiazepinas son un ejemplo fortuito de investigación farmacéutica en que dado a un error de síntesis química de un proyecto de mediados de los 50, se quedó un compuesto mal sintetizado que era diferente de lo que pensaban los investigadores, y que fue ignorado en algunas pruebas no fructíferas en las que buscaban otra clase de sustancias. Posteriormente fue utilizado en investigaciones de sedantes y descubrieron en esta sustancia un efecto algo análogo a los barbitúricos que luego resultó ser Librium, que era el primero de esta clase. Y se hicieron derivados de esto y dieron con Valium a principios de los 60, que era uno de los más exitosos en el mercado. Pero mi punto es que esto fue fortuito, era un ejemplo de lo que llamamos serendipity en inglés, y no existe esta palabra en castellano pero Antonio Escohotado ha tratado de introducirlo un par de veces, serendipitoso o algo así, y quiere decir que buscas fijamente alguna cosa pero encuentras otra cosa en el proceso. No es un accidente, es fortuito, pero es que uno anda buscando algo y encuentra otra cosa, como la LSD, no es que de repente caiga del cielo como beneficio de los dioses. El descubrimiento de la LSD no fue un accidente, fue serendipity, y esto también fue serendipity.

Entonces, como antes se había usado siempre un modelo natural en la industria farmacéutica para buscar un principio activo, posteriormente investigado y hallada la molécula, en este caso no hubo tal, sólo por accidente descubrieron este compuesto que resultó muy activo en bioensayos y se desarrolló toda una suerte de fármacos de mucho éxito comercial y terapéutico, ansiolíticos, este es el nombre común de la clase, que disuelven la ansiedad.

Esto lo menciono porque ahora sabemos, y esto es muy sorprendente dada la insólita historia de esta clase de compuestos, que las benzodiazepinas también son sustancias naturales, aunque fuesen primeramente creadas como artificiales. En los últimos diez años se ha visto que no solamente existen en plantas sino en animales también. Y todavía no se ha resuelto en el caso de las benzodiazepinas si los animales van secuestrando estos compuestos o si lo van biosintetizando, pero las plantas lo pueden biosintetizar, y existen varias plantas incluso muy comunes como el trigo, como el champiñón agaricus, etc, que lo biosintetizan. O sea, se ve que está bien difundido en el reino de los seres vivos. Y que definitivamente tenemos un receptor para benzodiazepinas en el cerebro que es un canal de iones, luego mencionaré un poco más de esto.

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Entonces se puede decir también que la embriaguez de las benzodiazepinas, por muy artificial y fortuito que hubiese sido su descubrimiento en el mundo de compañías farmacéuticas, es otra vez un paraíso natural, es algo de nuestro entorno natural. Y cada vez que investigamos estos temas nos damos cuenta de que realmente hay mucho menos novedoso bajo el sol de lo que pensamos. Cosas que son artificiales de repente se revelan como naturales. O sea, algo que ha sido creado en la industria química como artificial posteriormente se descubre en una planta, como en el caso de las benzodiazepinas, siendo un buen ejemplo.

LA FARMACIA CELESTIAL

Ahora voy a partir del tema de los paraísos y quiero decir algunas palabras sobre un terreno más conocido para mi que es lo que Baudelaire llamó la «farmacia celestial». Justo antes de su muerte, en 1867, siendo un borrador del prefacio para su libro de famosos poemas, Las Flores del Mal , Baudelaire dijo que aunque él había tratado con las ebriedades locas de vino y opio, vio una embriaguez desconocida en la tierra que la Farmacia Celestial aún no le podía proporcionar. Y esto era muy profético puesto que en su vida, mientras estaba publicando los Paraísos Artificiales en 1860, salió un libro paralelo en Londres, desconocido para Baudelaire según sabemos, y sucedió por cinco años la salida de dos libros aquí en Europa, uno fue en Edimburgo en 1855 por el médico escocés James F. Johnston. El otro, publicado en Alemania, en Leippzig, por Von Bibra,  un varón de la nobleza alemana. Ambos salieron en la primavera de 1855. El libro de Johnston se llamaba La Química de la Vida Común y es un tratado de bioquímica general, lo que hoy llamaríamos bioquímica. Pero el segundo tomo se enfoca más en lo que él llamó los narcóticos que tomamos. El libro de Von Vibra se llamaba Die Genubmittel und der Mensch, tratando de traducirlo sería más o menos…figurativamente…Manjares Narcóticos y el Ser Humano. Este libro se enfoca completamente en los embriagantes. Luego en 1860 en Londres el micólogo británico M.C. Cooke  publicó Las Siete Hermanas del Sueño o The Seven Sisters of Sleep que también trataba exclusivamente de plantas embriagantes. Entonces, con esos tres libros se asentaron las bases, ya en la vida de Baudelaire, de la etnofarmacognosia psicotrópica o de los embriagantes. Y en cada libro mencionó en algo de detalle, aunque se fijaba más que nada en lo que llamaríamos sustancias lúdicas o drogas lúdicas, el uso sagrado de embriagrantes por pueblos tradicionales, específicamente en los Andes, en Siberia y otros lugares, involucrando Amanita muscaria y Brugmansia en estos casos, Brugmansia siendo daturas arbóreas. Entonces, aunque Baudelaire no supiese de esto ya se estaba empezando a sentar las bases de lo que él había ideado como Farmacia Celestial. Y resumiendo en breves rasgos, el más importante acontecimiento de esta nueva ciencia se dio en 1896, en Leipzig, cuando el químico alemán Arthur Heffter aisló el compuesto mescalina entre cuatro alcaloides que había aislado del peyotl o peyote, Lophophora williamsii, el famoso cactus mejicano.  Mediante bioensayos psiconáuticos, es decir, autoensayos de estos alcaloides, determinó que la mescalina fue el principio visionario más importante digamos del cacto. Fue en noviembre del siguiente año, 1897, cuando Heffter definitivamente comprobó mediante la ingesta de 150 miligramos de clorhídrico de mescalina, que este era el principio visionario más importante. A partir de entonces sabíamos lo que era un alcaloide, o un principio activo en forma pura, que fuese un principio visionario de una planta. Algo más de 20 años después fue sintetizado este compuesto también en Alemania, en 1919. Con esto Heffter fue el primero en hacer un viaje o una excursión psíquica con un compuesto puro, cristalino, definido, aislado de una planta, que sepamos, en todo el mundo. Luego, 23 años después, efectivamente se podía sintetizar, esto ya era posible con algo sintetizado en el laboratorio. Ahora teníamos una verdadera ciencia de Farmacia Celestial.

El siguiente acontecimiento más importante, que a su vez es el más famoso, fue la síntesis en 1938 por Albert Hofmann de la LSD y el posterior descubrimiento en el 43 de sus extraordinarios efectos psicotrópicos que creo no son muy ajenos a este público. Entonces ya teníamos no solamente una ciencia de la Farmacia Celestial, sino que ya se estaba adelantando a la madre naturaleza y creando compuestos hasta ahora artificiales como la LSD que tenía con gran diferencia una mejora de potencia de sus homólogos naturales como la mescalina. La LSD tiene miles de veces la actividad de las mescalinas, de 4 ó 5 mil veces.

Si extendemos las reflexiones que acabo de hacer, sobre la naturaleza bien artificial o natural de la embriaguez, a las sustancias visionarias, a los enteógenos como lo llamamos ahora, también podemos concluir algo interesante. Doce años después del descubrimiento de Hofmann, del efecto psicotrópico del LSD en el 43, Gordon Wasson, un banquero neoyorquino, en sus vacaciones en Méjico en 1955 conoció a la entonces famosa chamana María Sabina y, según sabemos, él y su fotógrafo se convirtieron en los primeros forasteros, los primeros blancos extraños en ser iniciados en el sagrado misterio arcaico del hongo psicotrópico, el hongo sagrado mejicano que muchos conocen bajo el nombre Teonanacatl, que es el hongo maravilloso en Nagual, aunque los mazatecas no lo llaman así. Wasson estaba equipado para entretejer, digamos, diversos hilos de este nueva ciencia de la farmacia celestial en un tipo de tejido, bastante intrincado, bastante novedoso e innovador. Wasson fue a Méjico no como antropólogo, no tratando de hacer un descubrimiento científico, sino como él mismo y su mujer y colaboradora Valentina Wasson dijeron, como peregrinos en busca del Santo Grial. Y no quería estudiar a los indios sino hacerse amigo de ellos con la esperanza de que le fuesen a compartir, le fuesen a iniciar en lo que para él era un sagrado misterio y la llave, la clave de la religión arcaica.

Esta noche, que fue la del 29 de Julio de 1955, cuando Wasson por primera vez experimentó el efecto de la psilocybe caerulescens, en una buena dosis, de repente para él todo se vino como una imagen muy fija y muy precisa de lo que era la clave a la religión arcaica, y él vio el rito chamánico de María Sabina por primera vez como un ejemplo vivo de lo que era la religión arcaica, y lo ha divulgado en varios libros y no voy a dar mas tiempo a esto.

Entonces se puede decir que en la materia de religión, volviendo al tema de natural y artificial, que cuál es natural y cuál artificial en la religión, y voy a tergiversar un poco el sentido común otra vez en este campo, yo diría que la religión natural es la enteogénica, la que se basa en fármacos, y la artificial es la que se basa en artificio, en el raciocinio humano, en el raciocinio abstracto, en teología, en filosofía. La religión natural es lo que se alcanza como los demás animales, ingiriendo enteógenos del entorno, y lo demás es una creación artificial del ser humano. Entonces lo que tomamos como religión normal tal cual, a mi juicio, es sumamente artificial. Lo natural es lo que se alcanza mediante fármacos.

Ahora bien, cabe mencionar otro libro importante de este siglo, que salió en 1976, justo antes del trabajo de Wasson, pero Wasson ya estaba bien encaminado hacia su descubrimiento con María Sabina. El historiador de religiones francés Philipe de Felis publicó en 1936 un importante libro que se llama Poison Sacre et Pres Divine o Los Venenos Sagrados y las Ebriedades Divinas e hizo un tipo de catálogo o recopilación muy interesante con casi doscientas citas de la historia de embriagantes en la religión pero en el marco, sumamente equivocado a mi juicio, de lo que yo llamo la psicopatología de profecía y la toxicomanía de teísmo, revisando esto como un ejemplo de psicopatología. Esta efectivamente era la actitud también de Jonhnston, de Cook y de Von Bibra hacia este acontecimiento, como diciendo, ¡ah! pues ya ahora podemos….y saben que Freud también avanzaba teorías de esta índole hacia la mitología de la religión, o sea caracterizándolo no como lo sagrado, lo más central a la cultura, sino como una cosa patológica. Y esto es muy extraño y muy difícil a mi juicio de defender.

Entonces, teníamos esta idea de la psicopatología de profecía, de la toxicomanía del teísmo, y de repente viene Wasson y dice que no, que esto es el verdadero renacimiento de la cultura misma, de nuestra religión, que todo lo que tomamos como sagrado nace de este pozo del (mir), como se llama en la mitología nórdica, del cual sale una iluminación (…) es una buena imagen de esto, el pozo del (mir).

DROGA Y ALIMENTO

Entonces, así está, lo que solíamos tomar como artificial o natural es un poco (…) los hechos revelan que las cosas son un poco diferentes. Quizá algunos argumenten sobre lo que estoy diciendo, bueno, pero eso está muy bien, pero es puro sofismo, porque efectivamente lo que es más natural es la religión basada en rezar, meditar, en leer libros sagrados y todo eso, y se pueden alcanzar paraísos, sean naturales o artificiales, a través de uno mismo sin ingerir ninguna sustancia ajena al cuerpo. Y en el caso de lo que yo estoy llamando religión natural, basada en ingerir un fármaco, una planta, efectivamente es un argumento sofista, porque no podemos no ingerir en nuestra vida, somos ecosistemas abiertos, y estamos ingiriendo constantemente. Ya sean gases o a través de nuestras pieles y pulmones, estamos intercambiando fluidos con el ecosistema. Los mismos átomos de nuestros tejidos y nuestros huesos están como entretejiéndose y entrando y saliendo de nuestro cuerpo constantemente, en un permanente intercambio de materia con el ecosistema. Y si el contemplar una obra de arte, por ejemplo una estructura como un cuadro, lleva a uno a un tipo de paraíso estético, digamos, esto no viene a ser diferente de la ingesta de una sustancia. Los ojos mismos están ingiriendo en el mismo sentido que el cerebro está recibiendo impactos de alcaloides o lo que sea en sus receptores. El ojo del individuo está recibiendo impactos de fotones que están desencadenando una secuencia de reacciones neuroquímicas en el nervio óptico que en nada se diferencian de la naturaleza del impacto de la morfina sobre un receptor en el cerebro o del THC sobre otro. Y lo mismo, si uno llega a un paraíso estético mediante un arte auditivo, sea escuchando música o poesía, las ondas de presión y compresión del aire sobre el oído desencadenan una secuencia de acciones neuroquímicas que en nada se diferencian del impacto de estas sustancias sobre receptores. De ahí no se puede hacer una distinción.

Y les voy a plantear el concepto de que efectivamente no hay ninguna diferencia entre un alimento y una droga, o sea, son categorías artificiales que manejamos para clasificar ciertas cosas. Cualquier alimento que tomamos para nutrir el cuerpo es una fármaco, es una droga, y cualquier cosa que llamamos droga tiene su lado alimenticio. Y nos evitaría muchos problemas si pudiésemos discutir fenómenos de embriaguez en este contexto, como un fenómeno de alimentación y no algo diferente o extraño. Como ejemplo les voy a dar la leche, sea materna o de vaca, la leche contiene morfina en bajas cantidades y también tiene otros fármacos activos. La misma proteína de la leche, la caseína, cuando se digiere en el estómago es cortada en pedazos por las proteasas del estómago y muchos de estos pedazos son opiáceos, se llaman casomorfinas, o sea morfinas de caseína, la proteína de la leche. Entonces, aun digiriendo las proteínas de la leche producimos opiáceos que se llaman exorfinas, para distinguirlas de las endorfinas que producimos nosotros. Y se han documentado sus efectos neuroquímicos e impacto específico sobre receptores. Incluso algunas de estas casomorfinas llegan al cerebro.

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Entonces, ¿la leche es una alimento o es un fármaco? También vamos a examinar la coca y la cocaína. Nosotros solíamos desdeñar la coca diciendo, ¡pero bueno!, esto es cosa de broma, ¿la coca un alimento?. Pero en los andes la hoja de coca es muy importante en la alimentación de los andinos y se ha comprobado después de décadas de estupideces, hablando con una peculiar lógica sofista circular diciendo, bueno, la coca es a la vez el producto y la causa de la desnutrición, lo produce porque solamente es anoréxico y lo causa porque gastan su dinero en coca en vez de alimentos. Entonces lo acusaron a la vez de provocar y de ser el resultado de la desnutrición de los andinos. Pero se ha comprobado en los laboratorios del departamento de agricultura de Estados Unidos, en Maryland, que la coca es uno de los vegetales más nutritivos al alcance de los andinos, y es muy importante en su nutrición. ES un alimento, no hay ninguna diferencia, como ya lo dijera William (Bornmur) en su  libro clásico sobre la historia de la coca en 1901,  que es un alimento. Y aun cuando se ingieren fármacos en forma mas o menos pura, algo aportan a la alimentación en mayor o menor grado. El alcohol es un ejemplo clásico, o sea, es un alimento o es una droga, lo podemos ver como un fármaco porque nos hace balbucear, nos hace caer, nos marea y todo esto, pero el cuerpo lo procesa como cualquier otro carbohidrato, y saca todo su valor nutricional, así que otra vez vemos que es ambas cosas. Y no voy a dilatarme más en esto, únicamente quería plantear esta idea, que es muy difícil y es una distinción muy artificial entre lo que es un alimento y lo que es un fármaco. Yo prefiero ver la ebriedad como un fenómeno alimenticio [risas], son como vitaminas para el espíritu, o vitaminas para el cerebro, específicamente.

IDIOSINCRASIA BIOQUÍMICA

Entonces, vamos a hablar ahora un poco más de psiconáutica aplicada. Qué podemos hacer con estas ideas y cómo nos pueden dar la mano al enfrentarnos al problema de las drogas. Cabe mencionar de antemano que, muy a mi juicio, el problema más grave de las drogas en el mundo de hoy es que no hay suficientes [risas], que necesitamos más y mejores, no es que haya una sobreproducción de esas cosas sobre malas cosas, es que no hay suficientes, es un problema de suministro que estamos luchando heroicamente por mejorar.

Voy a decir unas palabras primero sobre cómo entró la palabra idiosincrasia en el título, y farmacofilia, el tema de idiosincrasia y farmacofilia. Sabía que según la medicina galénica que se atribuye a Hipócrates, aunque fue divulgada por Galeno y Polano, los ancianos lograron clasificar a los seres humanos en primariamente cuatro grados según los humores. Hoy en día, cuando hablamos de complexión nos estamos refiriendo a la superficie del cuerpo, a las apariencias. Pero efectivamente la palabra complexión viene de la complexión de los humores para hacer un cierto tipo de carácter o (…) en los seres humanos. Estos caracteres se conocen bien, son el colérico, melancólico, flemático y Sanguino, aunque creo que no se usa tanto esta palabra en el castellano, y cada con su tendencia. Las plantas medicinales las clasificaban según su potencial para mejorar o sobrellevar una deficiencia en uno de estos humores que padeciese el paciente, era una cuestión de equilibrar eso. Cada uno se ligaba a uno de los elementos: fuego, tierra, agua y aire, y entonces se basaban en una idea muy sencilla: de cuatro elementos y de cuatro humores se componen los seres vivos.

Ahora bien, ahora sabemos que el mundo es un poco más complejo que esto, que nuestro entorno natural se compone de noventa elementos según la ciencia moderna. Nuestros cuerpos utilizan veinticinco, quizá un poco más, y nuestros cuerpos pueden además secuestrar algunos elementos que no participan en la bioquímica, como el plomo, el cadmio o el mercurio directamente, entonces quizás hasta treinta elementos entran en la constitución de nuestros cuerpos. Pero yo les voy a sugerir que los antiguos, por muy sencilla o quizás hasta un poco ingenua que nos parece esta ciencia elemental del universo, estaban efectivamente en lo correcto en cuanto a la idiosincrasia del ser humano, a la idea de un carácter fijo en la persona, y voy a decir unas palabras sobre esto.

Cabe mencionar de antemano que la palabra idiosincrasia se usa muy ampliamente hoy en día, pero es una palabra originalmente farmacológica. Es bien conocido a médicos y sobre todo a cirujanos que hay mucha variación anatómica en el ser humano, que varía mucho el tamaño del estómago, la colocación de las válvulas del corazón, etc. Pero es menos conocido que hay una variación paralela bioquímica de los seres humanos. Y para darles unos ejemplos, con sólo examinar dos o tres docenas de sujetos se han identificado variaciones de hasta veinte veces los requerimientos alimenticios de un cierto elemento como el calcio o una vitamina. Y no es sorprendente saber que efectivamente variamos en nuestro metabolismo de fármacos. Esto se ha demostrado con experimentos muy sencillos, por ejemplo al dar una cantidad fija de vapor de base de cocaína, inhalada, a diez personas, la cantidad máxima que alcanza en la sangre de un sujeto especifico varía por cuatro o cinco veces en sólo diez personas. Esto es lo que se llama farmacogenética.

Existen cepas de animales de laboratorio, cobayas y ratones de investigación, que han sido seleccionados específicamente para estas tendencias, por ejemplo, variaciones en la susceptibilidad a las benzodiazepinas o al alcohol, o una variación en la susceptibilidad a la morfina. Existen unas docenas de cepas puras de animales de laboratorio y ahora ha sido posible hacer su mapa genético para luego colocar estas variantes en genes específicos de su genoma. Esto es lo que llamamos polimorfismos del ADN, para genes de proteínas importantes en el sistema neuroquímico. Se puede imaginar que los sitios importantes en estos son las enzimas, que son proteínas que sintetizan los neurotransmisores mismos, o sea, compuestos que median la transmisión de una célula a otra. También los compuestos que conforman los receptores para estos neuroquímicos, o sea, donde impactan estos neurotransmisores como la morfina, que es un tipo de neurotransmisor, son proteínas. También cuando tiene lugar este impacto sináptico entre neurotransmisor y receptor, esto tiene el efecto de abrir canales de iones en la membrana de la célula post-sináptica, y estos también son proteínas, que están sujetos con lo genético. Luego están las enzimas que metabolizan, no son enzimas en sí pero metabolizan los neurotransmisores. Esos son los sitios principales.

Entonces, se ha logrado ya bastante bien, con bastante nitidez en una rata, hacer un mapa genético colocando estas variantes de susceptibilidad hacia fármacos en mutaciones especificas o polimorfismos en proteínas claves del sistema neuroquimico.

Apenas empezamos a trasladar esto al genoma humano, pero ya se conocen bastante bien algunos ejemplos de farmacogenética humana. Les voy a citar algunos. En Norte América, en Canadá, México, el diez por ciento de los caucásicos, individuos blancos digamos, norteamericanos, carecen de una enzima activa que es clave en el procesamiento interno, en la biosíntesis de los opiáceos. Y el resultado es que por ejemplo, para ellos, la codeína, todos conocen el fármaco codeína, que también es un alcohol natural del opio y es el metiletel de morfina, al igual que peruina, se transforma en morfina, ambos son pro-drogas. Y el resultado es morfina, nuestro endopiáceo. Entonces el diez por ciento de los norteamericanos no tienen la enzima para metabolizar codeína y morfina. Y para ellos la codeína no ejerce ningún efecto analgésico u opiáceo, uno de cada diez norteamericanos. Esto es debido a la ausencia de una enzima o de su actvidad, puede que esté presente la enzima pero el sitio activo está alterado por esa mutación. Bueno, eso no se ha medido en Europa o en otras poblaciones pero es un ejemplo.

Otro ejemplo bien conocido es la enzima deshidrogenasa de etanol que procesa el acohol en nuestros hígados. Se sabe que norasiaticos e indígenas americanos tienen niveles más bajos de la enzima que caucásicos o africanos o de descendencia africana. Entonces son más susceptibles por constitución hacia el etanol que los demás. Aun hay diferencias mas generales entre los sexos. Por ejemplo los hombres tienen esta enzima en el estomago y las mujeres no. Entonces los hombres, por lo general, pueden aguantar más alcohol, etanol, que las mujeres en cualquier población, sin llegar a un cierto nivel en la sangre porque tienen esta enzima en el estomago y se procesa algo antes de llegar a la sangre. Bueno, y hay otros ejemplos, todos saben que el efecto ayahuasca involucra un IMAO, una sustancia que inhibe una enzima que es la monoamina oxidasa, con la triptamina. Bueno, se sabe que hay personas que tienen una deficiencia constitucional de monoaminaoxidasa, por un solo ocasionxxx en el gen de la proteína que hace esta enzima, y ellos tienen la condición que yo llamo congenihuasca o endohuasca, que pueden tener el efecto ayahuasca sólo con ingerir la DMT. Esto es algo muy poco común, se ha identificado en una población solamente, hasta ahora, una sola familia en Europa, en Holanda.

DROGAS LISTAS Y DROGAS TONTAS

Generalmente estamos hablando más que nada de variantes de susceptibilidad hacia los fármacos en el ser humano. Entonces, yo voy a plantear la propuesta de que cada fármaco, cada sustancia, no es una droga blanda o una droga dura, no hay unas buenas y otras malas, pero sí hay drogas listas y drogas tontas. Y cada fármaco puede ser droga lista para alguien y de manera inversa puede ser una droga tonta para otra persona, según su particular susceptibilidad hacia los fármacos. Si alguien tiene una deficiencia congénita en cuanto al sistema que procesa el alcohol, por ejemplo, esto viene a ser que para él o ella esta cosa del acohol representa una debilidad, un peligro especial. Y si alguien tiene una deficiencia en su sistema de endopiáceos, esto afecta su susceptibilidad hacia la embriaguez opiácea y también hacia la habituación. Y esto no nos debe de sorprender, como a nadie le sorprende que todo el mundo tenga diferentes gustos en la alimentación. Sabemos que tenemos receptores en la lengua para el gusto de los alimentos, y que estos varían de persona en persona. Pero así es en nuestros cerebros y nuestros sistemas interiores, y yo creo que lo que nos está revelando la neuroquímica es que la variación humana es especialmente infinita. El cerebro es un sistema tan complejo que no se trata de un cerebro normal, todos somos sumamente idiosincráticos y como tenemos diferentes gustos en la alimentación, también tenemos gustos en fármacos. Yo creo que al igual que nuestras huellas digitales y nuestras caras están sujetas a una infinidad de variaciones, lo mismo ocurre con nuestro cerebro, que tiene una plasticidad hasta hace poco inimaginable, o sea el número de receptores para un determinado neurotransmisor en una parte fija del cerebro es muy variable, es algo que va cambiando según el entorno bioquímico. Entonces si metes un fármaco, por ejemplo opiáceo, tomas codeína o morfina todos los días, el cerebro actúa bajando el número de receptores para opiáceos en cierta parte del cerebro. Entonces, estos son los procesos de adaptación involucrados en los fenómenos de tolerancia y síndrome de abstinencia, pero no voy a dilatarme en esto.

Entonces, ¿que debe hacer la ciencia con esto?. Bueno, primero hay que tirar a la basura ese concepto de toxicomanía y todas las palabras que utilizamos que son efectivamente peyorativas hacia la embriaguez. O sea, lo que para uno es un grave peligro, aquellas personas que logran arruinar sus vidas, para otros es un beneficio tremendo, es un tipo de neuroregulador que en nada se diferencia de la insulina para un diabético, hay una deficiencia bioquímica muy definida y muy idiosincrática en esa persona. Lo mismo se puede decir del alcohol, benzodiazepinas o estimulantes, o sea, para unos que padecen de un uso desmesurado y descontrolado de anfetaminas,  puede ser que anfetamina o cocaína con algo es una droga tonta, pero es bien conocido que las anfetaminas son drogas listas para muchas personas. Aquellos que padecen lo que se conoce en inglés como ADH, Atention Deficit Hiperactivity disorder o Hiperactividad y Deficit de Atención, resulta para ellos una droga que aumenta la inteligencia, la capacidad de aprender y de estudiar. En Estados Unidos actualmente lo usa un gran porcentaje de niños que padecen supuestamente este síndrome.

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Entonces, se puede decir esto para todos los fármacos, que según nuestros requerimientos representan una droga lista o una droga tonta, si es una cosa que tiene la tendencia de descalibrar aun más una deficiencia bioquímica innata, entonces es nuestra droga tonta. Y si es una sustancia que ayuda a remediar alguna deficiencia constitucional, puede ser nuestra droga lista. Y es nuestro deber ahora, y la ciencia no nos aporta nada de ayuda en esta materia por ahora, descubrir esto para nosotros mismos. Entonces, lo que yo he hecho mediante bioensayos es ir ensayando todos mis neuroreceptores con cada clase de fármacos hasta el punto de habituarme a ellos, aun con los que no me gustan mucho, simplemente por puro afán de descubrimiento, y he descubierto cuales son mis drogas tontas y mis drogas listas. El problema con esto es que muchos, al descubrir cual es su droga tonta, puede que ya se encuentren bajo su poder como para poder salir con facilidad, entonces no es una tarea que carezca de peligros. Pero la ciencia sí puede ayudar en esto. De la misma manera que utilizamos pruebas bioquímicas sencillas para detectar otros defectos genéticos, se pueden videar pruebas muy sencillas para aplicar en las escuelas para los niños, para ayudarles a identificar, si tienen, alguna debilidad específica hacia un cierto tipo de fármaco o una correspondiente necesidad de un estímulo en otra dirección. Se puede identificar sin tener que hacer lo que yo he hecho, de habituarme a toda suerte de fármacos y luego desengancharme y ver qué es lo que me conviene y qué es lo que no.

Entonces, esto es una cosa muy importante que la ciencia puede aportar. Esto es una cara de la moneda de la ingeniería psicofarmacológica. La otra es que la ciencia nos puede aportar embriagantes mejores y menos tóxicos, o sea, esto es lo que necesitamos. Se puede tomar cualquier sustancia farmacéutica, la molécula  morfina en el caso de opiáceos por ejemplo, el THC en el caso de cáñamo o las benzodiacepinas, e ir buscando compuestos cada vez más activos, con menos efectos secundarios y mayor alcance, o sea, mayor duración en el cuerpo, o la sangre, para optimizarlo en cada caso. Eso es ingeniería psicofarmacológica. Normalmente en la industria farmacológica se tergiversa completamente la economía capitalista, y si la gente le gusta demasiado una cosa esto viene a ser malo, o sea, si son zapatos o bicicletas o coches deportivos o lo que sea, siempre buscan lo que la mayoría de la gente quiere, pero en fármacos, si es muy, muy popular, pues eso está mal, no hay que vender eso. Pero tenemos que aplicar los mismos…o sea, los fármacos no son nada diferentes que cualquier otro producto en ese sentido. Entonces, se deben de hacer investigaciones muy precisas sobre esto, y algo ya se ha hecho. Por ejemplo con los opiáceos. Partiendo de la morfina como molécula base, tenemos un grado de actividad de más menos 10 miligramos en el ser humano, y fácilmente se puede tolerar 200 en una sola dosis, si uno tiene algo de tolerancia o habituación. Pero en el mundo farmacéutico y también en el mercado negro se han desarrollado compuestos con miles de veces esta actividad. La LSD tiene miles de veces la actividad de la mescalina, hay opiáceos así, hay algunos que duran de seis a ocho veces más tiempo por dosis que la morfina. Entonces ya se ha hecho algo de esto con los opiáceos. El Dr. Shulgin, que les va a hablar de su trabajo, es un excelente ejemplo. Es en el campo de los enteógenos, precisamente por ser ilegales y no estar a la venta en el mercado regular sino en el mercado negro, donde ha avanzado más la ciencia de la ingeniería psicofarmacológica, y Shulgin casi él solo, ha hecho unas doscientas variantes en esta línea y las ha ensayado en sí mismo y luego en un grupo de amigos, descubriendo sustancias con mucho mayor actividad que la mescalina, la molécula base. Eso es lo que deberíamos hacer con todos las clases de fármacos, para idear cada vez mejores y más potentes por razones económicas, ecológicas y bioquímicas. Porque entre más potente es el fármaco, más seguro es, este es otro ejemplo que han tergiversado para los toxicómanos. Si es más potente es más peligroso, pues no. Cuanto menos tiene que procesar el cuerpo mejor, o sea, es mucho mejor tomar una cosa con un grado de actividad de un miligramo que de un gramo, o sea, no cabe duda ninguna, es mejor tomar LSD que mescalina en términos generales. Con mescalina tienes que meter un gramo o seis décimas de gramo, en el caso de la LSD basta con 4 miligramos, es más que suficiente. Esto en términos generales, estoy generalizando.

Esto es la ingeniería psicofarmacológica y esto lo que la ciencia debe de hacer, ayudarnos a descubrir nuestras drogas tontas, nuestras drogas listas, para darnos mejores ejemplos de cada clase de fármaco. Inclusive idear nuevas clases, que algo de esto está sucediendo.

FARMACOHEDONOLOGÍA
POSOSOLOGIA PSICONAUTICA

Para terminar voy a hacer unas reflexiones sobre lo que yo llamo farmacohedonología. O sea, todo esto viene a ser elementos de lo que yo llamo farmacohedonología, o la ciencia del placer mismo mediante fármacos, y específicamente voy a comentar un poco de lo que llamo posología psiconáutica. Otro área de investigación importante son los fenómenos de posología, o la ciencia sobre cómo se ingieren las sustancias. Les puedo dar el ejemplo de la nicotina o el tabaco. Es sabido que el fumar el cigarrillo no es una manera muy saludable de ingerir una droga, o sea, si se toma desde el punto de partida de que una parte importante del hábito de tabaco es, a mi juicio, un habito de nicotina, un alcaloide fijo, entonces quemando hoja de tabaco, sobre todo si tiene añadida unas cuatrocientas sustancias químicas para modificar su sabor, su velocidad de combustión y todo, va a generar unos cientos de compuestos de biosíntesis, se han indicado casi mil, que luego se depositan en forma de alquitranes en el pulmón, y gran parte de los problemas de salud que vienen del habito de tabaco provienen de esto. También la planta en sí secuestra elementos pesados del suelo como mercurio o cadmio y elementos radiactivos. El tabaco hace esto, mete radiación directamente en los pulmones.

Ahora bien , ¿qué se puede hacer?. Pues se pueden idear mejores maneras de ingerir nicotina que no involucren esto. Algo ya se ha hecho, se ha experimentado mucho reemplazando formas puras de nicotina para el tabaco, pero los que hacen son muy flojos, o sea, no están aplicando bien los (xxxx) de la farmacohedonologia. Y si tienes un chicle, pues yo he masticado hasta dos de los de cuatro miligramos de nicotina, ocho miligramos a la vez, y no hace gran cosa, no es muy satisfactorio. Y si se toma la medida sencilla de meter nicotina pura, que es un aceite en forma natural, diluido en agua o en un alcohol y metiendo gotas sublenguales, cuatro miligramos viene a ser una dosis algo fuerte para alguien sin tolerancia, y es mucho mas eufórico que fumar un cigarrillo, por lo menos del tabaco de comercio. Y hay otras maneras también, o sea, se pueden meter sustancias por aerosoles, y se sabe por ejemplo que los antiasmáticos utilizan aerosoles. Esto se puede hacer y se han realizado pruebas preliminares con nicotina. Esto se debe de hacer con todos los fármacos, no solamente inventar mejores fármacos, sino estudiar muy bien la ciencia de la posología psiconáutica para mejorar su rendimiento eufórico en el cerebro, de su eficacia eufórica que es importante aquí. No se trata de un sustituto malo y temporal para el tabaco para desenganchar a la gente, se trata de ofrecerles una alternativa mejor que es más duradera, más eufórica, a la cual la gente gravitaría sin ninguna presión, sin ninguna coacción. Entonces, esto es lo que llamo la posología psiconautica.

Para resumir, en nuestro entorno neuroquímico, todos tenemos lo que los neuroquimicos llaman un circuito de recompensa. Es un ejemplo de la parte del cerebro más arcaica que tenemos en común con todos los animales. Acabamos de reflexionar sobre estos temas, y descubrimos que efectivamente esto es lo que nos engancha tan fácilmente a toda clase fármacos, sea electrónico (la televisión), farmacológico, o cualquier habituación, porque activa nuestro circuito de recompensa. El neurotransmisor principal de este circuito es la dopamina. Es algo como diez mil neuronas que conectan una parte del cortex frontal del cerebro con lo que se llama el mesoencéfalo o cerebro medio. Son como diez mil neuronas cuyo neurotransmisor principal es la dopamina y todos los fármacos lúdicos de importancia vienen a afectar muy importantemente este circuito. Los neuroquimicos dicen muy inocentemente que, bueno, el problema con la drogas de abuso es que proporcionan una activación más robusta y duradera de los circuitos de placer que cualquier otra cosa. Pero entonces, cuál es el problema en esto, es yo lo veo como una maravilla [risas]. Si son más robustos y mas duraderos y se pueden hacer aun más robustos y más duraderos y mas deliciosos… esto es, como dijo Huxley, el hombre que invente un embriagante mejor será el mas magnifico benefactor del ser humano de toda la historia, no un villano o un productor de toxicomanías. Entonces el hecho de que estos paraísos naturales de la embriaguez son más robustos, más duraderos aun que el sexo, aun que la alimentación, viene a ser algo muy útil, deberíamos explotarlos porque efectivamente el bien principal es de no sufrir, de pasarlo bien, o sea, yo no entiendo esta filosofía de que entre más sufrimiento mejor para el alma y para el ser humano [risas], yo pienso que biológicamente, si se puede hablar de bien y mal, dolor es mal y placer es bien, entonces los fármacos son las cosas mejores para producir placer. Entonces tenemos que usar la ciencia para ayudar a todos nosotros a hacer esto con un mínimo de costo bioquímico y a la salud, porque algo de costo tiene esto. Al igual que cualquier alimento tiene su toxicidad, cualquier planta, o sea, no hay plantas tóxicas y benéficas, cualquier planta es tóxica, o sea si viviésemos solo de zanahorias nos moriríamos. Bueno, les agradezco su atención. Muchas gracias.

Bibliografía

Jonathan Ott
Pharmacotheon
Libros de la Liebre de Marzo
Coleccion Cogniciones

Jonathan Ott
Pharmacophilia o Los Paraisos Naturales
Ed. Phantástica

M.C. Cooke
«The seven sisters of sleep»
Popular history of the seven
prevailing narcotics of the world» 1860

E.F. Von Bibra
«Die Genubmittel und der Mensch», 1855
«Plant Intoxicants : A Classic Text on the Use of Mind-Altering Plants»
First published in German by Wilhelm Schmid, Nuremburg, 1855, and here translated by Hedwig-Schleiffer, with a foreword by Martin Haseneier (an authority on Von Bibra) and technical notes by Jonathan Ott (an ethnobotanist). Von Bibra drew on his own travel experiences as well as writings of his predecessors to examine the cultivation, preparation, and consumption of the world’s major stimulants and inebriants. He devotes a full chapter to each of 17 plants, ranging from coffee and tea, through tobacco and hashish, to powerful narcotics and hallucinogens such as opium and fly agaric. Witty, engaging, and intellectually open. Available from Healing Arts Press, Inner Traditions International, 1 Park St., Rochester, VT 05767. Annotation copyright Book News, Inc. Portland, Or.

Baudelaire
«Antología poética de Baudelaire : Las Flores del Mal»
Sant Cugat del Vallés : Ediciones 29 , 11/1993
ISBN: 84-7175-356-1

«Paraisos artificiales», 1860
Ediciones Akal, S.A. , 05/1993
ISBN: 84-460-0231-0

James F. Johnson
«The Chemistry of Common life», 1855

Philipe de Felis
«Poison Sacre et Pres Divine», 1936

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