Llevaba meses dándole vueltas. ¿Qué era exactamente lo que me gustaba tanto del tabaco? Después de casi dos decenios fumándolo, sólo se me ocurría el placer momentáneo de consumirlo. El momento exacto de darle la primera calada del día, junto a mi taza de café. No había afectos placenteros después (más bien al contrario) y durante, tampoco nos vamos a engañar, no era aquello una bacanal de sensaciones. Entonces, ¿merecía la pena continuar haciéndolo?
Por Tom B
Esta es una “discusión” que muchos fumadores mantienen de forma relativamente habitual, y de una forma u otra, la práctica totalidad se cuestionan en algún momento el vicio del cigarrillo, especialmente cuando llega cierta edad (de ahí el éxito de aquel espantoso best seller sobre cómo dejar de fumar en no sé cuántos días).
Sin lugar a dudas, la adicción al tabaco es fuerte y cuesta deshacerse de ella, pero no es algo imposible ni tampoco una tarea inabarcable. No nos mintamos para hacernos más llevadero el vicio. Cualquier persona puede dejar de fumar con un poco de fuerza de voluntad, alguna que otra estrategia y asumiendo que va a ganar unos kilitos.
En mi caso, como he sido y soy consumidor de cannabis medicinal y recreativo, decidí valerme de él para dejar de fumar tabaco. Es sí, lo primero que hice fue ir a una farmacia a comprar nicotina. Yo me decanté por chicles, pero también hay dispensadores en spray, cigarrillos electrónicos o los clásicos parches. Es importante que no quitemos toda la nicotina de nuestro organismo de forma drástica y que se trate de una desintoxicación progresiva. Esto hará mucho más llevadero el reto.
Lo primero y lo último con lo que tendremos que lidiar es con el hábito, puesto que seguiremos administrando algo de nicotina en nuestro organismo (imaginaros cómo se incrementa la dificultad para dejarlo en las personas que deciden hacerlo de forma drástica e inmediata, puesto que tienen que lidiar con dos frentes: el conductual, del hábito, y el químico, de la adicción a la nicotina). La mayor parte de fumadores afirman que se es fumador de por vida, seas un fumador activo o un exfumador. Es este hábito conductual, esta adicción “psicológica”, el hueso de nuestra lucha como antiguos fumadores. Hay personas que vuelven a fumar después de años, sin más, sin ninguna razón aparente.
Pues bien, cuando estaba mentalizado de la supresión del hábito y tenía a mi disposición ciertas dosis de nicotina, en mi caso se hizo mucho más llevadero el trayecto al introducir el cannabis. No tenía mucho sentido dejar de fumar tabaco y ponerme a fumar marihuana descontroladamente, puesto que uno de los principales inconvenientes de fumar es la combustión, que también se produce cuando fumas hierba. Sin embargo, para la primera fase (que en mi caso comprendió aproximadamente un mes) me resultaba fundamental permitirme combustionar algo de cuando en cuando y llenar los pulmones de humo. Por perjudicial que suene, esta bocanada de cancerígenos me aliviaba, aunque no del todo.
Pasados los primeros días (entre 10 y 15 jornadas) debemos comenzar a reducir la dosis de nicotina. Los prospectos de estos “medicamentos” suelen hinchar considerablemente los días y las dosis, y la mayoría de expertos os recomendarán que reguléis las dosis de nicotina en cada caso y según vuestras necesidades. Por ejemplo, yo nunca he comido un chicle de nicotina entero (el sabor es horrible) y rara vez he comido más de dos chicles en un día.
Entre los muchos efectos secundarios que experimentaréis debido al “mono” (ira, frustración, irritabilidad, ansia de fumar, depresión, cambios metabólicos, aumento de peso…) está la dichosa ansiedad. Hay quien la silencia con comida, con actividad física, con meditación… y quien se deja llevar por ella y se siente nervioso, intranquilo y/o le cuesta dormir. Lo cierto es que con el uso del cannabis corréis el riesgo de acrecentar esta sensación de nerviosismo y provocar otros estados alterados de conciencia que, en algunos casos, pueden perjudicaros. Lo ideal es que habléis con algún especialista de la salud (un médico o un farmacéutico) para que os aconseje al respecto si tenéis algún tipo de sensación desagradable.
Resulta importante resaltar que, desde hace unos años, podemos comprar en cualquier tienda especializada, semillas de cannabis que se convertirán en ejemplares con porcentajes muy altos de CBD y considerablemente bajos de THC (para lo que viene siendo habitual en las variedades comerciales). Las ratios 1:1 de THC:CBD nos permiten controlar la ansiedad y no nos proporcionan efectos excesivos, como la mayor parte de variedades comerciales.
En mi caso, usé casi siempre este tipo de cannabis durante las primeras semanas, puesto que fumar cannabis solo con THC me alteraba en según qué circunstancias. El cannabis CBD-rich es una bendición para los consumidores de cannabis que quieran dejar el tabaco. Nos permite fumar sin sufrir efectos incontrolables, compatibilizarlo con una vida totalmente normal y activa, disfrutar del sabor cando se hace un buen curado y reducir considerablemente la ansiedad causada por la ausencia de nicotina.
Teniendo en cuenta el público al que va destinado esta revista resulta un tanto innecesario resaltar la cuestionable capacidad adictiva del cannabis, pero si ni siquiera lo señalara, parecería que estoy evitando el tema. Hay casos descritos de adicción, como no podría ser de otra forma (no voy a ridiculizar el mínimo porcentaje de adictos mediante una comparación, pero podría), pero resultan anecdóticos y poco fundamentados. Además, no propongo el cannabis como un sustitutivo del tabaco, sino como una transición hacia el no fumar y hacia la desintoxicación e independencia de la nicotina.
Es una pena que una persona no pueda dirigirse a su centro de salud para que le informen adecuadamente de los riesgos de consumo, los estándares de calidad o los efectos de las variedades CBD-rich en particular, y de cualquier variedad de cannabis en general. Por lo pronto debéis continuar con el ensayo/error o recurrir a especialistas que hayan dedicado cierto tiempo a la materia.
Volviendo a lo que aquí nos ocupa y para terminar, una vez hayamos superado las tres o cuatro primeras semanas y hayamos disminuido hasta la práctica totalidad el consumo de nicotina, podemos comenzar a consideraros libres. Muchos exfumadores establecen el momento en el que cumplen un año sin fumar como el día en el que pueden decir que han dejado realmente de fumar. Lo cierto es que no es necesariamente así, ni fisiológica ni mentalmente, pero puede ser una buena meta a cumplir antes de relajarse.
Lo ideal es que con el tiempo los canutos se conviertan en vaporizadores y que sean muchos y muy duraderos los días en los que no toméis absolutamente nada. Ni una pastilla, ni una copa, ni un cigarrillo, ni siquiera un poco de marihuana, nada. No hay mejor forma de disfrutar los días en los que sí tomáis algo.
“Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.”
Confucio