Seguimos con esta compilación de información sobre la otra cara de las plantas psicoactivas, que además de afectar la mente o espíritu humano modificando su conciencia, también tienen sus efectos curativos muchas veces a dosis sub psicodélicas. Su empleo medicinal está extendido por toda la tierra, salvo los polos y desiertos pedregosos donde no crece ni la hierba.
Por LOA
Mandragora autumnalis: Mandrágora
Apenas hallaríamos otro remedio rodeado de tantos y tan misteriosos encantamientos y supersticiones, y tan interesante para la historia de la cultura, como la raíz de mandrágora. Planta de la familia de las Solanáceas, crece silvestre en la Baja Andalucía, desde Jaén y Málaga hasta el Algarbe portugués y la cuenca inferior del Tajo, sobre terrenos bajos, húmedos o inundados (Font 2000).
En Chipre la mandrágora es conocida desde tiempos remotos y usada como remedio contra la infertilidad femenina, para ayudar a las mujeres a quedar embarazadas (Rätsch 1995; Paskulin 2010).
Según el doctor Leclerc, la tintura alcohólica de raíz de mandrágora actúa como sedante y espasmolítico, incluso cuando el beleño y la belladona se muestran ineficaces (Font 2000).
Un doctor esloveno afirma haber probado el ungüento de mandrágora, sintiendo “una especie de protección energética, como un campo energético alrededor de la piel que protege y aporta una fuerza física, como una potencia interior”. Podría a veces eliminar miedos y pensamientos negativos, “como una limpieza energética de los problemas” (Paskulin 2010). Se ha usado como anestésico y como somnífero, así la he probado con gran éxito aunque al precio de una gran sequedad de boca como efecto secundario.
La raíz seca de mandrágora se macera en vino blanco –unos 25 gramos en una botella de vino de 700 ml- durante al menos una semana y sin filtrar los trozos de raíz. Se bebe un vasito de licor (de 40 a 60 ml), mas cantidad podría provocar alucinaciones (Rätsch 2005). La raíz seca de mandrágora puede comprarse por Internet. Precaución amigo ciber psiconáuta.
Mitragyna speciosa: Kratom
Las hojas de este arbusto del sureste de Asia son usadas por la medicina tailandesa contra la diarrea. Los chóferes de Bangkok mascan hojas de kratom como tónico analgésico y supresor del apetito. La medicina popular malaya se sirve de las hojas de kratom para eliminar las lombrices intestinales.
Excelente como ayuda para conciliar el sueño, el kratom es analgésico, anestésico tópico y potente relajante muscular. Algunos nativos han sustituido la bebida por la infusión de kratom, con gran beneficio para su salud.
Las hojas de este arbusto son ricas en varios alcaloides benéficos, como la inmuno estimulante y antioxidante (retrasa el envejecimiento prematuro), epicatequina, también presente en el cacao puro.
La hoja de kratom se masca mientras se trabaja, para suprimir el apetito, mejorar el sueño nocturno, aliviar dolores, como afrodisíaco, para reducir la ansiedad, prevenir enfermedades, incluso como ayuda para la meditación. Pensamos que el kratom tiene un gran potencial como antidepresivo y planta del buen humor. No hemos sentido ningún tipo de adicción física, que parece ser un falso alarmismo de los “drogabusólogos” para justificar su prohibición (ya presente en Malasia, Tailandia, Australia y algunos países europeos aunque No en España).
Papaver somniferum: Opio
El opio es el jugo seco de adormidera o amapola de opio (Papaver somniferum o Papaver officinale). Descrita ya por los sumerios como “la planta de la felicidad” hace cuatro o cinco mil años, el opio se cultiva desde el Neolítico en toda la cuenca mediterránea desde Andalucía hasta Chipre. En 1998 arqueólogos catalanes encontraron restos de opio en un diente de las excavaciones neolíticas de Gavà, Barcelona (Guerra Doce 2006). Hasta el siglo XIX en casi toda la Península se cultivaba adormidera, y la vendían drogueros, boticarios, herbolarios y hasta perfumistas (Usó 1996), como hoy venden en los mercados marroquíes harshasha, cabezas secas de adormidera que fuman para inducir el sueño. En 1869 entre 50 y 62.000 kilos de cabezas de adormidera fueron cosechados en España y hasta bien entrado el siglo XX la automedicación con opiáceos fue una práctica bastante extendida. Entre finales del XIX y principios de siglo XX el opio (y sus derivados) fue la droga más consumida en España. Las distintas preparaciones opiáceas fueron el equivalente de la aspirina, desde el siglo XVII hasta alrededor de 1930. Opio contra el dolor, la diarrea, la tos y por supuesto el insomnio.
En 1670 el médico inglés Thomas Sydenham inventó el láudano, una tintura de opio, azafrán, canela y clavos de olor, todo ello macerado en vino blanco. Hasta el siglo XX el láudano fue uno de los remedios más efectivos y extendidos y también se bebía por sus efectos embriagantes. Según la normativa española de farmacia, hasta 1977 el láudano era una medicina de las de existencias mínimas obligatorias en todas las boticas. En 1925 costaba 30 céntimos (Usó 1996).
La codeína (= metil-morfina), aislada del opio en 1832, se tomaba y se toma para la tos, afecciones pectorales, diarrea, dolores menstruales, etc. Hoy como en 1932 aún se sigue vendiendo, con o sin receta, CODEISAN, pastillas para la tos a base de 30 mg de codeína clorhidrato. Su consumo diario moderado –y en tratamientos cortos, inferiores a dos meses- regula el sistema corporal, disminuyendo la mucosidad excesiva y las flemas, eliminando la tos, la diarrea, los dolores musculares y artríticos, y actuando como anti-depresivo fomenta la ensoñación y la fantasía. El yonqui que quiere pasar del caballo callejero compra pastis de codeína en las farmacias (sin que le pidan receta en algunas ciudades como Alicante, por ejemplo).
Aunque se necesita más investigación, sin duda el opio con sus 39 alcaloides es la sustancia más parecida al sistema cerebral de más de seis endorfinas (morfinas internas), y ambas sustancias serían inmuno-estimulantes (Hogshire 1994).
“Al contrario de lo que sucede con otras drogas de paz, que actúan reduciendo o aniquilando el sentido crítico, la ebriedad del opio y sus derivados deja básicamente inalteradas las facultades de raciocinio, al menos en dosis leves y medias. Se diría que no apacigua proporcionando alguna forma de embrutecimiento, sino por la vía de amortiguar reflejos emocionales primarios en beneficio de una ensoñación ante todo intelectual. De ahí, también, que puedan irritar más de lo común intromisiones, ruidos y actitudes de otros, cuando bajo los efectos de alcohol o somníferos, por ejemplo, ese tipo de estímulo se pasa por alto, e incluso se agradece. Sin embargo, es rarísimo que la irritación desemboque en conducta agresiva (su elemento es más bien la ironía, o el deseo de aislarse), al revés de lo que acontece con otras drogas de paz, pues además de faltar el nivel habitual de impulsividad falta disposición a moverse, chillar, etc.” (Escohotado 1995).
Aun en 1915 un artículo del periódico de la asociación médica americana decía: “Si toda la materia médica disponible se limitase a una sola droga, estoy seguro de que muchos de nosotros, si no la mayoría, elegiríamos el opio”. ¿Quién compraría las sucias drogas de farmacia si pudieran comprar opio? ¿mercado libre? .
Pausinystalia yohimba: Yohimbe
Este árbol africano es el único afrodisíaco reconocido por la ciencia occidental. En 1984 se publicó un estudio científico en el que se demostró estimulación sexual en animales (Science 1984) y en humanos. Las ratas macho drogadas con yohimbina copularon el doble que las no drogadas. La yohimbina es efectiva en un 62% de los casos (The Lancet 1987). En Francia las pastillas de yohimbina se llamaban “Yohimbine Houdée” y se vendían en las farmacias para aliviar las disfunciones eréctiles y la impotencia. En las farmacias británicas aun se venden las Prowess Plain tablets, pastillas “proeza evidente” con 5 mg de yohimbina y cien pastillas por bote…sangre en vena y a toda erección tanto del pene como del clítoris. Su prospecto dice: “La yohimbina es ampliamente reconocida como un seguro y efectivo afrodisíaco con un largo período de uso establecido”. Como tratamiento contra la ausencia de deseo erótico y fallos eréctiles, el prospecto recomienda una o dos tabletas tres veces al día después de las comidas. Los resultados de los ensayos clínicos tipo doble-ciego, hechos en el hospital de Kingston (Ontario, Canadá), demostraron potenciación sexual en un 62% de los casos. Similares resultados mostraron los estudios británicos en varios centros, supervisados por el St. George´s Hospital, de Londres. Por ello se concluyó que la yohimbina debe ser considerada entre los primeros tratamientos de elección para la impotencia psicogénica. Estos estudios se publicaron en Sexual and Marital Therapy (volumen 4, nº 1, 1989). Además de facilitar, aumentar y favorecer la plena erección, tanto del pene como del clítoris, y producir erecciones espontáneas, amplifica el orgasmo y puede producir orgasmos múltiples, y un aumento del deseo erótico en mujeres y hombres. Por supuesto la yohimbina también se usa en veterinaria, para adelantar el celo de los animales hembra.
Además de su uso como afrodisíaco, un amigo nos contó que su médico le había recomendado una infusión con una cucharadita de corteza de yohimbe, tres veces al día, para regular su tensión arterial, que a veces la tenía muy baja y otras demasiado alta.
En homeopatía se usa yohimbe para estimular la producción de leche de las parturientas (Rätsch 2005).
Peganum harmala: Harmel
Por todas partes es muy usada en medicina popular desde Marruecos hasta China. En la India y Pakistán las semillas de harmala se usan por sus propiedades vermífugas, es decir para matar las lombrices intestinales. En Marruecos además se usan como antirreumático y antidiarreico (Ott 2000), esto último suponemos será con cantidades muy pequeñas de semillas, ya que con sólo 5 gramos suelen producir diarrea. Las semillas de hármel se usan entre los beduinos y otros pueblos musulmanes como planta emenagoga: para aliviar los dolores y molestias de la menstruación y la falta de regla. Como abortivo sólo la usan en las primeras semanas del embarazo, porque más tarde podría resultar peligroso abortar al producirse desgarros y hemorragias que, según el caso, podrían llegar a ser mortales, además puede provocar esterilidad (Rätsch 2001). Las propiedades sedantes, emenagogas y abortivas de la harmala han sido confirmadas en animales de experimentación (Ott 2000). En la medicina popular hindú éstas semillas se usan para aliviar el asma. Un té de semillas dicen que alivia el dolor de estómago y los problemas cardíacos y de ciática. En la universidad de Kansas han demostrado que la harmina actúa como un antibiótico, o sea que mata los microbios, por eso no extraña que en Rajastán (India) usen el humo de estas semillas ardiendo como antiséptico para desinfectar heridas (Rätsch 2001).
Las semillas pulverizadas y hervidas en aceite de oliva se usan como aceite de masaje para fortalecer el cabello y combatir su caída (Rivera y Obón 1991).
Un conocido médico y escritor nos relató la siguiente anécdota: viviendo en el pirineo un día le visitó un amigo muy entristecido, al parecer se había muerto su padre, entonces le ofreció una infusión de semillas de Peganum harmala y a la media hora estaba cantando y riendo como si nada hubiera pasado (Mediano 1980). Sin duda estas semillas son un antidepresivo mucho menos tóxico y peligroso -además estimulan la fantasía- que las drogas de farmacia que inhiben la M.A.O. (MonoAminoOxidasa) de forma irreversible (Ott 2006).
El clorhidrato de harmina se ha empleado en casos de encefalitis letárgica (Font 2000).
Puede hacerse un inofensivo té medicinal con 2 a 3 gramos de semillas molidas, se hace una infusión con dos vasitos pequeños de agua (de chupito) y uno de zumo de limón. Se lleva a ebullición revolviendo, al romper a hervir se apaga el fuego, se filtra y se echa el líquido en un vaso. Con el resto vegetal del colador se vuelve a repetir el proceso otra vez y al final se juntan los dos líquidos filtrados y se beben.
La harmina y la harmalina se encuentran en las semillas de Peganum harmala y en los tallos de Banisteriopsis caapi (yajé o ayahuasca). La harmina fue un tratamiento para la enfermedad de Parkinson, hacía disminuir la exagerada excitabilidad del sistema parasimpático, colocando a los pacientes en un estado de euforia que les hacía aceptar mejor su enfermedad (Rätsch 2005).
BIBLIOGRAFIA.
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Escohotado, Antonio. 1995. Aprendiendo de las drogas. Anagrama, Barcelona
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Font Quer, Pío. 2000. Plantas Medicinales. El Dioscórides renovado. Ediciones Península. Barcelona.
Guerra Doce, Elisa. 2006. Las drogas en la prehistoria. Bellaterra. Barcelona.
Gottlieb, Adam. 1977. Peyote and other psychoactive cacti. U.S.A.
Hogshire, J. 1994. Opium for the masses. A practical guide to growing poppies and making opium. Loompanics, USA. Esta editorial cerró.
Malpica, Karina. Peyote ¿Medicina tradicional o droga lúdica? Cáñamo nº 156 diciembre 2010 páginas 48 a 50.
Mediano, Lorenzo. 1985. Comunicación personal del autor de «El secreto de la Diosa».
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Ott, J. 2006. Análogos de la Ayahuasca. Ediciones Amargord. Madrid. info@edicionesamargord.com
Paskulin, Roman 2010. Aspectos terapéuticos de la mandrágora y la iboga. Revista Cáñamo nº 156 diciembre. Barcelona. Páginas 118 a 120.
Lancet, The. Nº 22 agosto de 1987.
Rätsch, C. 2001. Peganum Harmala, la ruda de Siria, páginas 182 a 184 del Especial 2001 de la revista Cáñamo: 50 Sustancias psicoactivas. Barcelona.
Rätsch, C. 1995. Las Plantas de Venus. Cáñamo ediciones. Barcelona.
Usó, Juan Carlos. 1996. Drogas y cultura de masas ( España 1855-1995 ). Taurus, Madrid.