Continuamos ofreciendo escritos de Albert Hofmann. El artículo que comenzamos en esta entrega narra los orígenes del descubrimiento de la LSD. Su título es «How LSD originated»1 y fue publicado por la fecha en que salía la primera edición alemana de LSD – Mein Sorgenkind. A quienes conozcan el libro autobiográfico de Hofmann seguramente les resultará familiar porque forma parte del material empleado en su redacción.
Pioneros de la coca y la cocaína
El artículo fue traducido por Jonathan Ott, junto con los demás textos originales, para la edición inglesa (LSD – My Problem Child) y se publicó en la revista Journal of Psychedelic Drugs2. Incluimos sólo los pasajes más relevantes y omitimos los detalles sobre química. En esta primera parte el buen doctor describe sus inicios en los laboratorios Sandoz, la primera síntesis de LSD y cómo fue desechada por no contar con aplicaciones farmacológicas.
Ott es una figura legendaria en el mundo de la enteogenia y la etnobotánica que no necesita presentación. Poco después de conocer a Hofmann en octubre de 1977, éste le propuso traducir su libro al inglés. Aunque Ott no dominaba el alemán, a Hofmann le pareció más adecuada una persona con formación química y amante de los enteógenos que un traductor experto sin conocimientos de farmacología. Una anécdota que cuenta Ott es que la editorial McGraw-Hill, que iba a publicar la obra en inglés, decidió no hacerlo, a pesar de tener los libros ya impresos, porque a los directivos no les agradaba el tema. Hofmann y Ott salvaron los libros de la quema comprando los ejemplares y recuperando los derechos de autor3.
En cuanto a la revista donde se publicó este artículo, Journal of Psyquedelic Drugs, fue fundada por David E. Smith en 1967, simultáneamente a la creación de Haight Ashbury Free Clinics, una institución -que aún existe- de asistencia gratuita a jóvenes que abusaban de las drogas en aquella época de auge del movimiento hippy4. La revista tomó posteriormente el nombre de Journal of Psychoactive Drugs.
Cómo nació la LSD
Se ha dicho y escrito, una y otra vez, que la LSD se descubrió por casualidad. Esto es correcto sólo en parte porque nació en el transcurso de una investigación sistemática, y sólo más tarde tuvo lugar el famoso accidente. La sustancia ya contaba con cinco años de edad cuando experimenté sus efectos de forma inesperada en mi propio cuerpo; o, mejor dicho, en mi propia mente.
Cuando pienso en los tiempos pasados y en el rumbo que tomó mi carrera profesional -la cual me llevó a sintetizar la LSD-, recuerdo la decisión que debí tomar tras finalizar mi formación como químico. Si en algún momento hubiese elegido un camino distinto, entonces esta sustancia que ha alcanzado fama mundial con el nombre de LSD, probablemente nunca habría visto la luz. Por ello, si voy a contar la historia de su origen, debo describir también brevemente mi carrera como químico, que está inseparablemente unida a la droga.
En la primavera de 1929, al concluir mis estudios de química en la Universidad de Zurich, me uní al laboratorio de investigación químico-farmacéutica de Sandoz, en Basilea, como ayudante del profesor Arthur Stoll, fundador y director del departamento farmacéutico. Elegí este empleo porque me ofrecía la oportunidad de trabajar con sustancias naturales, mientras que otras dos ofertas de industrias químicas de Basilea habrían supuesto trabajar con productos de síntesis.
Primeras investigaciones químicas
Mi tesis doctoral bajo la dirección de Paul Karrer ya había desvelado mis preferencias por la química orgánica. Con la ayuda del jugo gastrointestinal del caracol de la vid, conseguí la degradación enzimática de la quitina, el material estructural del que están compuestas las conchas, las alas y las garras de los insectos, los crustáceos y otros animales inferiores. La estructura química de la quitina podía obtenerse del producto de esta degradación, un azúcar nitrogenado. La quitina resultó ser un análogo de la celulosa, el material estructural de las plantas. Este hallazgo tan importante, que me llevó sólo tres meses, me permitió realizar una tesis doctoral que fue calificada «cum laude».
Cuando entré en la empresa, el personal del departamento químico-farmacéutico era más bien modesto. Cuatro doctores en química trabajaban en investigación y tres en producción. En el laboratorio de Stoll me encontré con un puesto de trabajo como químico de investigación que me agradaba. El objetivo del laboratorio del profesor Stoll era la síntesis y preparación, en forma pura y por medio de cuidadosas técnicas, de los principios activos de diversas plantas medicinales conocidas. Esto es especialmente importante en el caso de plantas cuyos principios activos son inestables o cuya potencia está sujeta a gran variación, lo que hace que resulte difícil conseguir una dosificación exacta. Pero si disponemos del principio activo en su forma pura, tendremos la posibilidad de obtener una preparación farmacéutica estable y cuantificable. Además de estas consideraciones, drogas de origen vegetal conocidas desde hace tiempo, como por ejemplo la dedalera (Digitalis), la escila mediterránea (Scilla maritima) y el ergot (Secale cornutum) -que, debido a su inestabilidad y su dosificación difícilmente medible, habían encontrado sólo una aplicación limitada en el pasado- fueron estudiadas por el profesor Stoll. Los primeros años de mi trabajo en los laboratorios Sandoz los dediqué casi exclusivamente al estudio de los principios activos de la escila mediterránea (…) Mi principal contribución a la investigación sobre la escila, en la cual participé con entusiasmo, fue la elucidación de la estructura química del núcleo común de sus glucósidos, mostrando por un lado las diferencias respecto a los glucósidos de la digital, y por otro lado su estrecha relación estructural con los principios tóxicos aislados a partir de las glándulas cutáneas de los sapos. En 1935, este proyecto llegó a una conclusión transitoria.
En busca de un nuevo campo de investigación, propuse al profesor Stoll continuar el estudio de los alcaloides del ergot que él había iniciado en 1917, y que le llevaron a la síntesis de la ergotamina en 1918. La ergotamina, descubierta por Stoll, fue el primer alcaloide del cornezuelo obtenido en forma químicamente pura. Aunque rápidamente ocupó un lugar importante entre los medicamentos con el nombre de GynergenÒ, como remedio hemostático en obstetricia y como medicamento para tratar la migraña, la investigación química de los laboratorios Sandoz fue abandonada tras aislar la ergotamina y determinar su fórmula empírica. Mientras tanto, a comienzos de los años treinta, en laboratorios ingleses y americanos se había comenzado a determinar la estructura química de los alcaloides del ergot. Además, se había descubierto un nuevo alcaloide hidrosoluble que también obtenerse a partir del líquido madre del cual se extraía la ergotamina. Por tanto, parecía ser un buen momento para retomar las investigaciones sobre los alcaloides del cornezuelo, si Sandoz no quería correr el riesgo de perder su liderazgo en este campo de la investigación médica.
El profesor Stoll estuvo de acuerdo con mi solicitud, pero comentó: «Debo hacerle una advertencia sobre las dificultades que encontrará al trabajar con los alcaloides del ergot. Son sustancias muy sensibles y se descomponen con facilidad; su estabilidad es muy diferente de la de los compuestos con los que ha trabajado usted en el campo de los glucósidos cardiotónicos. No obstante, si lo desea, puede intentarlo».
Con esto quedó marcado el camino que me conduciría al tema principal de mi carrera. Aún recuerdo la sensación de placer que tuve al pensar en todo lo que podía descubrir en este campo tan poco estudiado (…)
El ácido lisérgico y sus derivados
El ácido lisérgico demostró ser una sustancia inestable (…) Logré aislar una buena cantidad de compuestos derivados suyos (…) La sustancia número veinticinco en esta serie de derivados era la dietilamida del ácido lisérgico, LSD-25 para abreviar, que sinteticé por primera vez en el año 1938. Mi propósito era obtener un estimulante circulatorio y respiratorio (un analéptico), propiedades que eran de esperar porque tiene una estructura química similar a un analéptico ya conocido en aquella época, la dietilamida del ácido nicotínico (CoraminaÒ). Durante las pruebas con LSD-25 en el departamento farmacológico de Sandoz, cuyo director era el profesor Ernst Rothlin, se demostró su potente acción uterotónica. Además, se observó que los animales a los que se administraba no dejaban de moverse. Sin embargo, esta nueva sustancia no despertó mayor interés entre nuestros farmacólogos y médicos, y no se realizaron más pruebas con ella.
Durante los cinco años siguientes no se hizo nada con la sustancia LSD-25. Mientras tanto, mi trabajo sobre el cornezuelo avanzaba en otras direcciones (…) La investigación sobre los alcaloides del ergot fue tarea mía en exclusiva. Incluso los pasos referentes a las presentaciones comerciales los di yo. Me refiero a la preparación de grandes cantidades de estas sustancias para los ensayos clínicos, y a los procedimientos para la producción en masa de MethergineÒ, HydergineÒ y DihydergotÒ.
Continuará…
REFERENCIAS:
1. Referencia del artículo: «How LSD originated», Journal of Psychedelic Drugs, Vol.11, 1-2: 53-60, enero-junio 1979. Gracias a Rick Doblin (http://www.maps.org) por autorizarnos a traducirlo.
2. Web de la revista Journal of Psychoactive Drugs: http://www.journalofpsychoactivedrugs.com/
3. Ott, Jonathan: «Albert Hofmann y LSD». Revista especial 100 aniversario de Albert Hofmann. Edición conjunta Ulises – Cáñamo, año 2006, páginas 16-22.
4. Web de Haight Ashbury Free Clinics: http://www.hafci.org/